14/08/06: Bluff… lo más al sur de la Isla Sur!
Hoy madrugón. Nos levantamos a las 5:00. Tenemos que ir hasta el extremo sur de Nueva Zelanda y luego remontar por la costa este hasta parar a dormir en Oamaru… a ver si lo conseguimos!!!
Slimos muy pronto, justo después de desayunar. Todavía es de noche, el cielo está tapado, llovizna y está tan oscuro que no podemos hacer fotos del paisaje nevado. Nos conformamos con admirarlo y fijarlo en nuestra memoria. No paramos hasta Lumsden, donde paramos para estirar un poco las piernas y hacer un segundo desayuno. Esto de conducir da un hambre!!!! ;)
De momento el tiempo nos ha respetado mucho, y nos ha acompañado el sol en la mayor parte del viaje. Ojalá todo continúe igual!
Van pasando los kilómetros y hacia las 10 de la mañana ya estamos en Invercargill. La guía del país nos recomienda dar una vuelta por la ciudad y ver 4 puntos clave: la torre de la central de las aguas, la iglesia anglicana de Sant Paul, la estación de tren y poca cosa más…
Además de la iglesia anglicana vemos 4 más de otras tendencias religiosas. Todas son como de casita de muñecas, con una pequeña torre puntiaguda, y rodeadas por un pequeño trozo de césped.
Una hora más tarde emprendemos la marcha hacia Bluff. Es un típico pueblecito portuario, en el que la pesca y el transporte marítimo ha sido y es su principal actividad económica. Nos sorprenden los frescos de barcos luchando contra el mar pintados en las paredes de algunos almacenes que bordean la carretera.
La carretera que cruza el pueblo finaliza en una pequeña placita donde se encuentra una famosa señal. Indica dirección y distancia a un montón de ciudades del mundo, y evidencia el hecho de que estás en un extremo del país. Evidentemente, la cosemos a fotos!!
Más allá de la señal empieza un caminito que te lleva a uno de los famosos faros del país. Es un pequeño paseo de unas 2 horas y media ir y volver. Hacemos un trozo para ver si podemos vislumbrar más fácilmente la Isla Steward, una reserva natural que está frente a la costa de Bluff. Tiene un nubarrón encima que está descargando agua, así que se ve poco. Nos conformamos con eso y al cabo de 40 minutos damos media vuelta. La jornada de hoy es una contrareloj y decidimos invertir el tiempo en comer un poco bien.
A las 11:30 de la mañana nos sentamos en uno de los dos restaurantes de la placita para comer (qué guiris somos, no???). El restaurante es una preciosidad. Está frente al mar y lo regentan un par de mujeres mayores súper amables. Nos pedimos un variado de pescado (calamares rebozados, salmón, gambitas,…) y los típicos mejillones VERDES de Nueva Zelanda.
El platazo es descomunal, y aunque gastronómicamente les daría un par de indicaciones (el aceite de oliva no saben lo que es, y las gambas están muchísimo mejor a la plancha con un poco de sal y limón), la verdad es que lo encontramos todo muy bueno y dejamos los platos relucientes. Para finalizar un té con leche y un chocolate caliente. Para calentarnos un poco de cara al viaje.
Las amables señoras del restaurante nos confirman que no podemos dejar de ver la zona de los Catlins, y que en lugar de subir por la carretera del interior, lo hagamos bordeando el mar. Es un camino lento, pero el paisaje vale la pena. La costa recortada y el mar bravo batiendo las rocas es una gozada.
Paramos en los 4 puntos que nos han recomendado: Curio Bay, Pourpose Bay, Purakaunui Bay y Nugget Point.
En los dos primeros podríamos ver pingüinos y focas, pero lamentablemente no se dejan ver…. :(
Los dos últimos son de lo mejor. En Nugget Point hacemos un paseo de 20 minutos para ver otro de los famosos faros de Nueva Zelanda. Aparece después de un recodo del camino. Precioso!!! Ya es oscuro, pero también nos cebamos a fotos. Veremos qué es lo que sale.
En el camino, sobre las rocas donde baten las olas, retozan unas focas. Parece una madre con sus crías. Algo es algo, al fin vemos un animalito!! Ya es oscuro y el frío arrecia, así que llegamos al coche muertos de frío.
Ya no paramos hasta Dunedin. De todas formas, con el madrugón y con la oscuridad que nos envuelve, nos entra una modorra que nos obliga a parar para echarnos una siestecilla. Tendría que ser de unos 30 minutos, pero nos columpiamos y acaba siendo de una hora. JURL!!!
El camino hasta Dunedin se nos hace eterno y sufrimos un poco para llegar. Afortunadamente nos cuesta poco encontrar el camping y podemos cenar prontito dentro de la caravana (qué malas están las salchichas, por Dios!!!! Ajjjj!!!). El día ha sido largo y nos hemos pegado una paliza monumental. Hoy vamos a romper la cama por la mitad. Seguro!!!
A dormir…. Sssssssssss!!!
Carlos :)
Slimos muy pronto, justo después de desayunar. Todavía es de noche, el cielo está tapado, llovizna y está tan oscuro que no podemos hacer fotos del paisaje nevado. Nos conformamos con admirarlo y fijarlo en nuestra memoria. No paramos hasta Lumsden, donde paramos para estirar un poco las piernas y hacer un segundo desayuno. Esto de conducir da un hambre!!!! ;)
De momento el tiempo nos ha respetado mucho, y nos ha acompañado el sol en la mayor parte del viaje. Ojalá todo continúe igual!
Van pasando los kilómetros y hacia las 10 de la mañana ya estamos en Invercargill. La guía del país nos recomienda dar una vuelta por la ciudad y ver 4 puntos clave: la torre de la central de las aguas, la iglesia anglicana de Sant Paul, la estación de tren y poca cosa más…
Además de la iglesia anglicana vemos 4 más de otras tendencias religiosas. Todas son como de casita de muñecas, con una pequeña torre puntiaguda, y rodeadas por un pequeño trozo de césped.
Una hora más tarde emprendemos la marcha hacia Bluff. Es un típico pueblecito portuario, en el que la pesca y el transporte marítimo ha sido y es su principal actividad económica. Nos sorprenden los frescos de barcos luchando contra el mar pintados en las paredes de algunos almacenes que bordean la carretera.
La carretera que cruza el pueblo finaliza en una pequeña placita donde se encuentra una famosa señal. Indica dirección y distancia a un montón de ciudades del mundo, y evidencia el hecho de que estás en un extremo del país. Evidentemente, la cosemos a fotos!!
Más allá de la señal empieza un caminito que te lleva a uno de los famosos faros del país. Es un pequeño paseo de unas 2 horas y media ir y volver. Hacemos un trozo para ver si podemos vislumbrar más fácilmente la Isla Steward, una reserva natural que está frente a la costa de Bluff. Tiene un nubarrón encima que está descargando agua, así que se ve poco. Nos conformamos con eso y al cabo de 40 minutos damos media vuelta. La jornada de hoy es una contrareloj y decidimos invertir el tiempo en comer un poco bien.
A las 11:30 de la mañana nos sentamos en uno de los dos restaurantes de la placita para comer (qué guiris somos, no???). El restaurante es una preciosidad. Está frente al mar y lo regentan un par de mujeres mayores súper amables. Nos pedimos un variado de pescado (calamares rebozados, salmón, gambitas,…) y los típicos mejillones VERDES de Nueva Zelanda.
El platazo es descomunal, y aunque gastronómicamente les daría un par de indicaciones (el aceite de oliva no saben lo que es, y las gambas están muchísimo mejor a la plancha con un poco de sal y limón), la verdad es que lo encontramos todo muy bueno y dejamos los platos relucientes. Para finalizar un té con leche y un chocolate caliente. Para calentarnos un poco de cara al viaje.
Las amables señoras del restaurante nos confirman que no podemos dejar de ver la zona de los Catlins, y que en lugar de subir por la carretera del interior, lo hagamos bordeando el mar. Es un camino lento, pero el paisaje vale la pena. La costa recortada y el mar bravo batiendo las rocas es una gozada.
Paramos en los 4 puntos que nos han recomendado: Curio Bay, Pourpose Bay, Purakaunui Bay y Nugget Point.
En los dos primeros podríamos ver pingüinos y focas, pero lamentablemente no se dejan ver…. :(
Los dos últimos son de lo mejor. En Nugget Point hacemos un paseo de 20 minutos para ver otro de los famosos faros de Nueva Zelanda. Aparece después de un recodo del camino. Precioso!!! Ya es oscuro, pero también nos cebamos a fotos. Veremos qué es lo que sale.
En el camino, sobre las rocas donde baten las olas, retozan unas focas. Parece una madre con sus crías. Algo es algo, al fin vemos un animalito!! Ya es oscuro y el frío arrecia, así que llegamos al coche muertos de frío.
Ya no paramos hasta Dunedin. De todas formas, con el madrugón y con la oscuridad que nos envuelve, nos entra una modorra que nos obliga a parar para echarnos una siestecilla. Tendría que ser de unos 30 minutos, pero nos columpiamos y acaba siendo de una hora. JURL!!!
El camino hasta Dunedin se nos hace eterno y sufrimos un poco para llegar. Afortunadamente nos cuesta poco encontrar el camping y podemos cenar prontito dentro de la caravana (qué malas están las salchichas, por Dios!!!! Ajjjj!!!). El día ha sido largo y nos hemos pegado una paliza monumental. Hoy vamos a romper la cama por la mitad. Seguro!!!
A dormir…. Sssssssssss!!!
Carlos :)


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