domingo, diciembre 07, 2008

25/08/06: Se acabó! :~(

Maru a las 6:00 ya estaba despierta. Hemos dormido cinco horas... bueno, yo algo más. Nos damos una duchilla y bajamos a desayunar. Aunque no son ni las 9:30, ya no sabemos qué hacer en la habitación.

¡Qué fuerte! No hay palabras para describir lo que vemos, pero sí estómago: menudo salón, menudo buffet, menudo banquete nos espera!
El comedor tiene una cocina abierta, con cuatro cocineros sacando platos recien hechos. De todo y de todas partes. Incluso hay una mesa de fruta cortadita, lista para comer, un rincón lleno de panes y de bollería recién hecha. ¡Qué placer!

Nos acomodan en una mesa y nos traen, sin perder tiempo, la bebida que pedimos: café, chocolate... Mientras, el resto del grupo va bajando y gritan igual que nosotros al entrar en el salón.

Nos ponemos ciegos a comer porque ya sabemos el menú que nos van a dar en el avión... y ya se sabe: no comer por haber comido, no es tiempo perdido.

Vamos al aeropueto en cinco minutos y pululamos por allí hasta embarcar. En el control de acceso me han llegado a abrir la botella de agua que llevaba en la bolsa y nos han hecho descalzar para pasar por el scanner. Eso sí, nos han dejado unos zuecos para que no tuviéramos que ir descalzos.

El grupo que hemos hecho con los otros españoles del avión es majo. No paramos de hablar, por lo que el tiempo pasa rápido, ameno y de hecho, tenemos que ir controlando el reloj para no despistarnos. Finalmente, nos despedimos de una de las miembros del grupo que va vía Londres a Madrid.

Una vez embarcamos en el avión, nos toca ventanilla, por lo que iremos un poco estrechos durante el vuelo. Pero nos consuela que cada asiento tiene su propia pantalla con videojuegos y 40 películas para escoger. Ya sabemos cómo vamos a pasar las próximas 11 horas. Jugamos los dos al "Tetris" en una misma partida (qué manera de putearnos uno al otro!), vemos chorrocientas películas, comemos lo mismo de siempre... a pesar de todo, el viaje se está haciendo muy, muy largo.

Por fin aterrizamos en Frankfurt. Pasamos control de seguridad y nos hacen abrir mi bolsa por completo (cámaras, cargadores, walky-talkies... toda la electrónica del mundo!). Bueno, pasamos el trago y vamos a la caza del mostrador de la compañía Lufthansa para recoger las tarjetas de embarque.

La chica que nos atiende habla en español y nos explica que las maletas están de camino a Barcelona, pero no nos puede asignar los asientos (mmmmmm qué raro!!). Nos dirigimos a la puerta de embarque, donde nos despedimos de Iñaki&Lourdes, otros españoles del grupo cuyo vuelo sale antes.

Estamos esperando sentados en uno de los sofás, cuando vemos con sorpresa nuestros nombres una pantalla de una de las teles de la sala. No es posible!!! Es la lista de pasajeros en overbooking y somos los dos primeros.

La azafata nos dice que hay que esperar a que estemos todos los pasajeros, y luego nos dirán qué es lo que van a hacer. Al cabo de un rato nos llama y nos ofrece pasar la noche en un hotel, salir mañana, y una compensación económica. Pero ya llevamos 22 horas de vuelo y tenemos ganas de llegar a casa. Así que la respuesta es un "no" rotundo. Queremos estar esta noche en Barcelona.

Finalmente, salimos con retraso y en asientos distintos, pero ya estamos tan cansados que nos da igual. Nos pasamos medio vuelo durmiendo.

La llegada a Barcelona es impresionante porque chocamos de lleno con una tormenta eléctrica sobre el aeropuerto, y que obliga al piloto a abortar el primer intento de aterrizaje. Que cague!! El espectáculo de los rayos es brutal pero... mejor que aterrice rápido!!

El segundo intento es el definitivo. Ahora sí que el viaje ya se ha acabado. Ahora la única aventura que nos queda es ver si han llegado las maletas. El aeropuerto está a reventar, hay maletas por todas partes, y la verdad no tenemos muchas esperanzas de que hayan llegado todas sanas y salvas. Esperamos un buen rato y finalmente, se empieza a mover la cinta...

No es posible!!! Salen las tres maletas intactas y en seguida. Ole y ole!!!!

Pues ya está. Con las maletas y con los recuerdos vividos en las últimas semanas a cuestas, cerramos otro viaje. Habrá que pensar en el próximo. ¡La ilusión de otra aventura!

Kiaora!!

24/08/06: primera escala Seul... vaya pedazo de hotel!

Nos levantamos a las 6:30 (Maru ya estaba inquieta y dando vueltas desde las 6:00am). La dinámica es la de cada día, pero hoy toca dejar el resto de la comida en el camping y limpiar los depósitos de la camper. Cuando vemos las sobras que quedan en la cocina, deducimos que lo ideal es empezar el viaje aquí y coger algo de la comida que les sobra a los demás. Te puedes ahorrar unos cuantos dólares...

Sobre el papel el aeropuerto estaba a 10 minutos. Ja!! Vamos... volvemos... vamos... volvemos... pero finalmente lo encontramos!!! Nos ha costado un poco porque la empresa está en medio de un polígono industrial y un poco escondida, pero damos con ella. A pesar de haber salido con tiempo de sobra, nos hemos comido todo el margen (ya nos olíamos que de 10 minutos nada de nada!!).
Dejamos las llaves de la camper (a que hemos puesto lo justito en gasolina para pasar el examen) y una chica sale para revisarla. La miran, la remiran por fuera y por dentro y finalmente, pasamos la prueba, incluso con los dos golpetazos que le metí ayer y la poca gasolina que le hemos puesto.

Nos dicen que en 5 minutos vendrán a recogernos para llevarnos al aeropuerto. 45 minutos después (qué morro!!!) pasan a recogernos a nosotros y a una pareja de franceses que también entregaban la camper hoy (súper limpia, por cierto).

El minibus hace la ronda por todos los hoteles cercanos al aeropuerto, por lo que el viaje se hace un poco más largo de lo esperado.

Al llegar vamos directamente a facturar, pero el vuelo ya está repleto. Esta vez no podemos escoger nada de nada. El camino de vuelta será más incómodo que a la ida.... :( Al menos conseguimos facturar las maletas directamente a Barcelona, pero a pesar de todo nos recomiendan que lo volvamos a preguntar en Frankfurt, por si acaso.

Distinguimos a algunos grupos de españoles que seguramente haran el mismo trayecto que nosotros. De momento pasamos en tiempo en las tiendas de souvenirs (como si no hubiéramos comprado ya suficiente!!) y hay que decir que en el aeropuerto encotramos los mejores regalos que hemos visto y al mejor precio.

Al llegar a la sala de embarque, vemos algo raro: hay muchísima gente de tripulación y personal de tierra para el poco rebaño de pasajeros que somos. Hasta ahora, como mucho nos habían asistido 4 o 5 personas.

Conclusión... la presencia de dos tíos trajeados y rellenando papeles, denotan lo que tienen todas las empresas alguna vez: una inspección.

Todos el personal anda peloteando a los trajados y siguiendo todos los protocolos existentes... por lo que entramos a cuentagotas en el avión. Para rematar la faena, hay un tío que debía haber embarcado y que no está. Algunos sudan pensando que como no aparezca el colega, van a tener que poner en marcha chorrocientos protocolos más.
Pero finalmente aparece el friqui y todos respiramos tranquilos, porque conseguimos salir.

Vuelve a coincidir que tenemos dos asientos libres al lado de Maru, por lo que podremos estirarnos durante el vuelo. De todas formas, no nos interesa dormir mucho, ya que al hacer noche en Seúl hay que aguantar despiertos para dormir allí. Así que nos tomamos unas cervecitas y un tintorro para comer, escribimos un montón en el diario, vemos pelis, cortamos retales para el diario (como si liaramos porros porque no tenemos tijeras. Seguridad de los aviones!!)... en fin, estamos muy distraídos, por lo que el viaje pasa rápido y sin darnos casi cuenta ya es hora de aterrizar.

Otra de las cosas que hemos hecho durante el vuelo ha sido rellenar los papeles de inmigración y menos mal, porque al final, al estar el hotel fuera del aeropuerto, había que presentarlos. Nuestro pasaporte va a tener un sello más, el de Seúl.

Hacemos peña spanish: Iñaki&Lourdes, y Natalia. Recorremos y medio aeropuerto hasta el punto de Corea Airlines, donde nos ponen una pegatina que nos identifica como pasajeros en tránsito y supuestamente nos tienen que decir dónde vamos a dormir. Nos entregan un papelito que vale para la habitación de hotel y otro para el desayuno en el hotel de esta noche.

Nos hacen esperar fuera del aeropuesto, en la parada de buses a que nos pasen a recoger para ir al hotel (25 °C a las 22:30 horas, el contraste es majo: en 11 horas hemos aumentado 20° la temperatura). Tarda un poco pero al cabo de 20 minutos nos recoge y nos lleva a "Hyatt Hotel", a 5 minutos del aeropuerto. Es impresionante!! Desde fuera ya luce y por dentro es de flipe. Joder con los coreanos!

La habitación es espectacular (antes nos hemos despedido del resto del grupo hasta las 9:30, para desayunar). Lo miramos y remiramos todo, nos duchamos y... a dormir lo que se pueda en semejantes camas individuales (1,40m cada uno. Esto es de Pin&Pon!).

Bona nit!

domingo, noviembre 30, 2008

23/08/06: esto se acaba!

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Iniciamos el camino hacia Auckland, que está a unos 200 km de aquí. Salimos con el tiempo un poco justo, ya que nos entretenemos llamando a nuestras casas (después de algunos días, ya tocaba).

El viaje es ameno, carreteritas locales, autopistas, y todo muy variopinto (incluyendo atascos de tráfico). Lo primero que queremos ver a llegar a Auckland, es el SkyTower, el símbolo de la ciudad. Pero antes, tenemos que aparcar el bicho. En la maniobra, y después de un montón de días conduciendo, le doy un viaje un viaje retrovisor. ¡Qué espectáculo, esperar al último día para eso! En fin, hemos conseguido aparcar cerca, y nos vamos para allá.

Aceptan carnet estudiante y lo mejor, no lo miran! Maru se sirve de él para ahorrarse unos dólares en la entrada, pero a mí, ya nadie me toma por un estudiante. Subimos a los dos miradores que hay en el edificio, a diferentes alturas. En el ascensor, nos encontramos con un tío que tiene la misma pinta Alonso (el piloto de F1) que iba a saltar desde la torre. Nada menos que 134 m de espacio libre hasta el suelo. ¡Flipa!

Saliendo del SkyTower, seguimos el recorrido por la ciudad. Encontramos un pollo de cuidado por la calle principal, debido al funeral de la reina maorí. La Queen Street es como rambla Cataluña, llenito a rebosar de tiendas.

Como ya llevamos un buen rato caminando y después de ver algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, paramos para almorzar en un local. Mirando la guía nos damos cuenta que estamos "casualmente" en una de las calles más "in" de la ciudad, estilo del Born de Barcelona.

El local es una taberna inglesa donde hacen menú de mediodía, por el fantástico precio de 10$ NZ el plato (o sea, 5 €!). Lo que más sube es la bebida, pero todo y con eso, es de risa. Comemos bien y salimos algo tajillas.

Mientras comíamos, hemos mirado la guía y nos toca ir hacia el puerto y alrededores. De camino, y después de 15 días, encuentro los "save caps" que tanto buscaba (los había visto en Te Anau). Arrasamos con todos los que quedaban en la tienda. Maru idem.

Por cierto, estamos arrastrando desde Dunedín el calcetín de los "All Blacks", para cambiarlo finalmente aquí. La promoción era verdad, nos dan la pareja! A ver si aprenden en España a montar una promoción que genere tráfico entre diferentes tiendas.

Bordeamos todo el puerto, y además de admirar el paisaje, vamos mirando restaurante saber dónde cenamos hoy. Hacemos cantidad de fotos puesto que la bahía es preciosa, y llena de veleros. Con razón la llaman la capital del mundo del yatching! Además de todo el glamour que transmiten los barcos y locales del puerto, también vemos un hotelazo que resulta ser el Hilton Auckland, ¡impresionante!

Estamos abandonando el puerto, vemos como un espontáneo se lanza al agua desde el muelle al mar. Qué frío y qué espaldarazo se ha dado el pobre!

De vuelta al parking de la camper, cogemos una calle paralela a Queen Street en la que lamentablemente, no había nada que ver. Caen algunas compras más, pero estamos molidos y paramos a tomarnos un "hot chocolate" en una cafetería, y de paso a actualizar el diario del viaje. El local es muy chulo y cuidan mucho los detalles. Nos llegan a dibujar la hoja del helecho (símbolo del país) en la espuma de la leche. Toma ya habilidad!! Nos pasamos un buen rato escribiendo y pegando cosas en el diario.

Saliendo de allí, la intención es ir al Museo de la Guerra, y después, al camping a preparar las maletas. Cogemos la camper y revisamos el pedazo de rayote. JOR, qué mala leche! (lo único que lo disculpa es la dificultad de la maniobra y lo estrecha que era la salida).

Hemos pillado la hora de salida del trabajo y el tráfico está a tope. Llegamos al museo a las 17:30 y, ohhhh!... cerraban a las 17 horas. De todas formas, el edificio es muy bonito, y como pillamos la puesta de sol, aprovechamos para hacer algunas fotos. Para otra vez que tengamos que venir (cuándo?) tenermos que tener en cuenta que el sitio está lejos, y por tanto que preveer la visita con más tiempo.

La siguiente odisea será encontrar el camping, que está a las afueras de Auckland y relativamente cerca del aeropuerto. Al final no nos hemos quedado en Auckland City a cenar, porque nos combiene más para la logística de preparar las maletas y para mañana devolver la camper a tiempo. Ya se ha hecho de noche y la cosa está más difícil para orientarse y dar con él. Después 10.000 vueltas, lo encontramos. Está repleto de campers y de españoles (¡cómo se nota que todos nos vamos mañana!). Aprovechamos el registro para preguntar al dueño del camping dónde está el aeropuerto y también dónde cenar.

Parece que el aeropuerto está cerquita y está bien indicado (o al menos eso dicen los de aquí, claro! Mañana ya se verá).

Empezamos a recoger (probablemente lo más triste del viaje): lo primero la maleta de Maru y organizar todos los "souvenirs" (salen hasta de debajo de las piedras!). Menos mal que se compró un petate. El resto es cosa de distribuirlo entre la maleta gigante de Carlos y la otra maleta de Maru. Increíble, ha cabido todo!

Acabadas ambas maletas y el petate, y vista la hora, nos vamos a cenar al restaurante que nos han recomendado. A pesar de que justo al lado del camping hay un buffet, el dueño del camping nos ha recomendado que vayamos a otro. Al pasar, le damos la razón. La verdad es que no apetece mucho quedarse el buffet. Seguimos andando, y un ratito más allá, encontramos el que nos habían dicho: Lone Star.

Es de maderita, de corte americano, pero mola cantidad. Está ambientado y tiene una hoguerita, guai! Nos pedimos unos nachos de entrante y casi ya comemos. ¡Qué cantidades! Luego tocaban una ensalada y cordero (para variar!) pero no conseguimos acabarlo y eso que le hemos echado algunas cervecitas...
Nos retiramos rodando, y menos mal que tenemos que andar un ratito porque al menos nos sirve para bajar un poco la cena. Acabamos de ultimar tonterías, como cargar baterías y descargar las cámaras, y a dormir!

Mañana tenemos que devolver la camper antes de las 10, pero por si acaso, nos levantaremos prontito y nos iremos antes. Que nos conocemos y seguro que por algun sitio nos perdemos...
Esto se ha acabado!! Snifff, snifff...

Buenas noches!!

lunes, noviembre 24, 2008

22/08/06: Del viento de Cape Reigna a deslizarse en trineo sin nieve

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¡Qué bien hemos dormido! Menos mal que la excursión empieza a las 10 y podemos dormir hasta tarde. ¡Todo un lujazo!

El autocar nos viene a recoger directamente al camping. Nada más subir, el conductor nos cuenta un rollo en maorí que flipas. Así serio y como el que no quiere la cosa, empieza un monólogo que hace que nos descojonemos de buena mañana (que estaba en paro, que hacía un poco de todo y que hoy le había tocado esto, y que no tenía carnet...).

Es un tío muy divertido. Como en el resto de excursiones, el conductor nos va explicando cosas interesantes de la zona por donde pasamos, el significado de los nombres de maorí, en qué nos tenemos que fijar, etc...

Como curiosidad, decir que los "kauris" son una especie de árboles autóctona de Nueva Zelanda que soportan todo tipo de inclemencias, incluso el mayor Tsunami que ha habido en la isla Norte (Cape reina 1450), con una ola de 32 m de altura. Es la única especie que sobrevivió y los científicos todavía están estudiando cómo lo consiguió.

El conductor nos informa que la excursión transcurrirá por la "Ninety Miles Beach Drive", una carretera que tiene la particularidad de tener un trozo en la arena de la playa. Los conductores tienen una tabla en la que se marca la altura del agua por cada hora en los diferentes días del año, y así decidir cuándo pueden pasar con el autocar. Según esa altura, hacen la ida o la vuelta por la playa.

Mientras vamos circulando, el conductor muy amable nos dice que si queremos que pare en algún lugar para hacer fotos que se lo digamos. Sin ningún problema. Lógico, todos vamos con una cámara en la mano... :)

La primera parada del día será en el parque de los "buscadores de goma". Estos buscadores, localizaban trozos de "kauris" enterrados y muy antiguos. Cuando los "kauris" son dañados, segregan un líquido (resina) que al secarse en determinadas condiciones, forma al ámbar. Ésta substancia tiene muchas aplicaciones, algunas industriales y otras médicas.

El recorrido por el parque es frío, húmedo (nos han tenido que prestar paraguas, porque el tiempo que hace lo quiere), pero ameno. Tienen reproducciones muy fideles de cómo estaban estructurados los campamentos de los "buscadores de goma", qué utensilios utilizaban y cómo vivían.

Cómo toda excursión turística que se precie, acabamos el recorrido en la tienda de "souvenirs", y como siempre acabamos pecando: nos llevamos un par de colgantes de de ámbar (más regalos para la maleta!!!).

De allí vamos directamente al faro de Cape Reina, el punto más septentrional de la Isla Norte. Es un lugar verdaderamente precioso y estremecedor a la vez. Sopla un viento de narices, tan fuerte que incluso nos tenemos que aguantar uno al otro para poder tomar alguna foto. Las imágenes dek mar son también espectaculares, ya que aquí se cruzan las aguas del mar de Tasmar con el Océano Pacífico. Y el cruce no es precisamente suave, sino que las olas chocan con furia en medio del mar. Increible!
Dando pasos no muy seguros (el viento se nos lleva) llegamos hasta el faro, donde hacemos un montón de fotos (el sitio se lo vale). No sabes dónde dejar de fotografiar, puesto que el sitio es precioso y además encotramos otro de los famosos postes con flechas multi-dirección, como el que encontramos en el pueblo de Bluff, en el sur de la Isla Sur. Flipa, hemos ido de punta a punta!!!

Finalmente, saliendo de Cape Reina nos darán el almuerzo (bocata y té) que lo tomaremos en un escampado de hierba cerca de bahía con una playa preciosa. El sitio es de una paz absoluta y la gente decide descalzarse y tumbarse en la hierba... brutal! Las gaviotas nos acompañan con su visita y sus graznidos (si te despistas un poco te quedas sin bocadillo!!). Lástima que la lluvia nos recuerda que estamos en pleno invierno y que no puedes recrearte tanto... Ala! Corriendo para el autocar otra vez.

Nos conducen por entre bosques hasta un paraje que empieza a tener tintes de desierto, plagado de altas dunas. Es brutal el cambio de paisaje, pasa de un verde absoluto al desierto más árido.

Nos metemos entre las dunas para acercarnos a la playa, pero antes de llegar vamos a darnos el gustazo de un momento de diversión. El autocar para, abre las puertas del maletero y saca un montón de trineos de nieve. El que quiera puede subir a una de las dunas para dejarse deslizar hasta el pie. ¡Qué leches, vamos a probarlo!!!

Trineo en mano, remontamos primero uno y luego el otro la duna. Los primeros metros los subes muy decidido, pero poco a poco, el hecho de que los pies se hundan fácilmente en la arena hace que bajes el ritmo y te lo tomes con más calma. De todas formas, cuando llegas arriba estás resoplando cual búfalo trotón. Ahora sí, es cuestión de poner las posaderas sobre la tabla, tomar un poco de impulso y dejarse deslizar... YYYUUUUUUPPPPPIIIIII!!!!!

El resultado es que los dos nos hemos pegado una leche de narices antes de llegar a la falda de la duna y el revolcón ha sido tan ganso, que ambos llevamos arena hasta en la ropa interior. Unos cuantos metros haciendo la clásica croqueta. Es que esos trineos no son de calidad... que nos den uno de los buenos y verán estos mahorís!!!

El regreso por la carretera de la playa es muy chulo, pero como al cabo de unos quilómetros se hace monótono. Para distraernos un poco, el conductor se pone a cantar con buena voz típicas canciones mahorís. Cuando acaba, no se le ocurre otra cosa que incitar a que la gente vaya hasta su lado, coja el micrófono y cante algo o cuente algún chiste. Lo hace a suertes y el primero en tocarle es a mi (¡Joder, qué suerte! La primitiva no me tocará, pero cualquier otra tontería siempre me ronda...). Como no se ninguna canción (y menos en inglés), intento pasarle el muerto a Maru, que diplomática dice que NNNNOOOOORRRRRR! (Ella no tiene escusa, se ha pasado todo el viaje canturreando, como siempre!! :p

En fin, el resto parece que son más atrevidos y van saliendo: unos hablan, otros dos cantan (más o menos),...
En fin, al cabo de un rato, paramos para hacer un par de fotos en la playa. Después de eso, volvemos a subir y ya, dormitando después de todo el día, se nos pasa el trayecto hasta el camping.

Una vez allí, cogemos el coche y nos vamos a buscar el camping donde dormiremos hoy. Paramos a comprar algo para la cena de la noche (ensaladita y frutita) (De ahí, nos bajamos aguantaré y, donde pasaremos la noche. Compramos un par de cositas para la cena de hoy (en sobradita y frutita) y nos permitimos algun capricho: unas minitortitas y tumbar una botella de vino en la cena (Dios! Cómo ha costado quitarle la etiqueta a la botella. Lo que hay que hacer por un recuerdo!).

Hoy no hemos estado solos en la cocina. Había unos pescadores que se estaban preparando la cena, no sabemos si pescado con mantequilla, o mantequilla con aroma pescado. Qué peste!! Y qué cantidad de mantequilla. PUAJJJJ!!!!

Empezamos la cena en el comedor, pero como hace una rasca de narices, decidimos meternos en la camper. Al menos aquí sí que no entra en viento y se está calentito.

Después de cenar, una duchita con agua caliente para rematar el día y... a dormir!!
Mañana nos toca: Auckland!

Bona nit!!

domingo, octubre 15, 2006

21/08/06: Peaso curvas para llegar al “90 miles beach”!

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Aunque hoy toca paliza de coche nos hemos levantado a las 6:30, ya que ayer, al final, fue el día que nos acostamos más tarde desde que estamos en NZ (hacia las 24:00, tardíssssimo!!! ;))

Después de desayunar y arreglar un poco la caravana salimos camino a Hamilton, por donde pasamos sin pararnos. No tenemos mucho tiempo y queremos llegar cuanto antes a Whangarei para reservar la excursión al Cape Reinga.

El viaje se hace cómodo y antes de llegar a Auckland decidimos hacer una parada para calentar el cuerpo y el estómago (desayunamos tan pronto que a media mañana ya estamos muertos de hambre!!). Pillamos un local coquetón en un pueblo en el que ni nos hemos fijado (nos han hecho desviar de la carretera principal por culpa del la caravana fúnebre del entierro de la Reina Maorí, que ha muerto estos días). Una vez repuestas las fuertas, retomamos el camino.

El paso por Auckland es un poco de locos. Se nota que es la gran capital del país y además lunes (día de trabajo) por lo que pillamos todas los atascos preceptivos. Cambiamos de piloto (lo coge Maru) y seguimos nuestro camino a Whangarei por la autopista.

El trayecto se hace ahora más rápido pero más monótono. Hay muy pocos puntos donde poder pararse y en cuanto pillamos uno lo aprovechamos. Gasolina y una paradita al lavabo.

En cuanto finaliza la autopista nos adentramos en una carretera que va bordeando la costa con unas vistas espectaculares. Pasamos diferentes pueblos con gran encanto que, por su estructura y tipo de edificios (casa bajita con su jardín y garage), tienen toda la pinta de ser “dormitorios” de Auckland. Vaya como Sant Cugat, Sabadell o Sant Quirze!

Hace un solete espléndido y aunque la carretera es sinuosa, el tiempo pasa rápido y nos plantamos por fin en Whangarei. Evidentemente, lo primero es parar en la primera oficina de información y turismo que vemos (la experiencia es un grado!!) para ver qué excursión pillamos para ir al Cape Reinga. Cogemos todos los folletos habidos y por haber, y nos vamos a la camper a meditar cuál es la mejor opción (este sale de aquí, este hace esto pero sale de allí, este autocar de la foto no me gusta…). Finalmente decidimos seguir subiendo hacia Cape Reinga, ya que la mayoría salen de Kaitaia, y eso nos asegura poder dormir alguna hora adicional mañana. Contratamos la excursión directamente desde el punto de información, y aprovechamos para preguntar sobre tiendas de artesanía y cerámica. Nos indican dos o tres directamente sobre el mapa, pero nos decidimos por la que está más céntrica (no es cosa de desviarnos demasiado, que la ruta es larga!!).

Aparcamos el coche en una plaza y nos vamos paseando hasta la tienda: TUATARA (a Maru le da en la nariz que esta será la tienda. Pobre VISA!!). La verdad es que la tienda es muy mona y evidentemente Maru se pone las botas (un cuadrito y algún que otro cachivache más). De regreso a la camper, pasamos por otra tienda donde vemos las gallinas de Dunedin y que no habíamos vuelto a ver desde una tienda de souvenirs Te Anau. Están pintadas a mano y tienen una carita muy guasona. También caen en la VISA de Maru que parece un pozo sin fondo. Satisfechos con las compras nos vamos a la camper a prepararnos unos bocatas rápidos, que el hambre aprieta pero el tiempo también apremia.

Bocata, galletas y partimos hacia más allá de Kaitaia, que es donde para el camping de hoy, el “90 miles Beach”, el más septentrional de Nueva Zelanda. Mañana, el autocar de la excursión del Cape Reinga nos pasará a recoger directamente por aquí.

El último tramo de la carretera es de curvas cerraditas, cerraditas, con selva llena de palmeras a cada lado. Casi nos mareamos los dos, pero como que queda poquito, hacemos de tripas corazón y seguimos para adelante.
Nos cuesta un poco encontrar la carretera que nos tiene que llevar al camping porque es de las pequeñitas y está escondidita, pero llegamos al camping a la hora prevista. De lo primero que nos damos cuenta es que estamos completamente solos. Después de registrarnos, lo primero es ir a pie a visitar la playa, que la tenemos a menos de 100 metros. Sopla un vendaval de espanto, pero es preciosa! Nos hacemos unas cuantas fotos con todos los ajustes posibles (con flash, sin flash, de cerca, de lejos…). Está anocheciendo por lo que al cabo de un rato volvemos al camping para prepararnos una cena de campeonato. Nos la hemos ganado! Hoy toca pasta y aprovecharemos para darle los honores a la botella de vino tinto que nos regalaron al alquilar la cámper.

La cocina no está muy allá, pero conseguimos prepararnos un plato de pasta de rechupete, tanto que hasta el gato de la dueña nos sigue cual perrito faldero. En cuanto al vino… de gaseosa o sangría, pero tumbamos media botella de todas formas (para cuadrar con el tiempo que nos queda en NZ, eh! ;).

Después de cenar aprovechamos para hacer una colada, que ya toca. Y con el pijama recién lavado puesto, cenados y con la ropa limpia, nos vamos a dormir. Mañana podremos levantarnos tarde. Biiieeeeeennnn!!

Buenas noches.


Carlos :)

lunes, septiembre 11, 2006

20/08/06: KIA ORA!!!! Una experiencia mahorí.

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A las 19:15 tendríamos que estar delante del pueblo maorí para la cena-espectáculo. Hemos decidido ir con nuestra camper en lugar de que nos recojan con autocar en el centro del pueblo. Aunque el trayecto teóricamente es sólo de 20 minutos, conociendo nuestra capacidad para orientarnos, decidimos salir con tiempo. Buena elección!!! Nos cuesta un pelín encontrar el camino (tampoco demasiado) y al final aparcamos delante de la entrada del pueblo maorí a eso de las 19:00

El aparcamiento está desierto, y las luces apagadas. No se ve un alma en la zona. Nos va a tocar esperar. De todas formas, visto lo desierto del lugar, nos aventuramos por la parte de atrás a ver si alguien nos puede indicar algo. Vemos a unos maoris que están fumando en la parte trasera de lo que parece una cocina. Con un inglés más o menos como el nuestro, nos indican que tenemos que esperar fuera, bajo un foco, a que llegue el resto de la gente con los autocares. Con el frío que hace y lo oscuro que está, hacemos mil y una tonterías para entrar en calor: bailamos, chutamos piedras, saltamos…

A eso de las 19:30 llegan cuatro autocares llenos de gente. Esto de la cena no va a ser algo muy íntimo. Entramos todos dentro de un enorme patio redondo y cerrado con una valla alta. En uno de los extremos hay una abertura, como si fuera un toril.

Uno de los guías se coloca en el centro del patio y nos da la bienvenida, así como la introducción del ritual que vamos a vivir. En cada uno de los autocares han escogido a una persona que nos representarán a todos. En total 4 jefes.

El jefe del poblado maorí desafiará a los 4 jefes. Si los jefes aceptan la superioridad del jefe maorí, aceptando acatar las normas del poblado, se nos abrirán las puertas del poblado y seremos bienvenidos. Las caras del jefe maorí durante la danza del desafío dan cierto susto, puesto que cruza los ojos y saca la lengua con fiereza. Evidentemente, la danza acaba con la aceptación del desafío y nuestro sometimiento. Los jefes se saludan juntando dos veces la nariz y podemos entrar en el poblado. KIA-ORA!!!!!! (Hola y gracias en maorí. Una expresión que tendremos que repetir en distintas ocasiones a lo largo de la noche).

Una vez pasado el túnel, llegamos a un bosque dentro del cual se ha reproducido (o eso creemos) la estructura de un típico poblado maorí. En cada una de las cabañitas, un nativo vestido con la indumentaria tradicional, nos explica curiosidades de la vida tribal: comida, talla, sistemas de defensa, armas, organización…

Nos hacemos un hartón de tirar fotos, aunque no sabemos porqué, la cámara se vuelve loca y no hay manera de que enfoque. Suponemos que es culpa de la iluminación (hogueras, algún foco…) muy contrastada entre puntos de luz y puntos oscuros. Ya veremos qué sale al final!

Al cabo de un rato nos agrupan a todos delante de una construcción grande. Parece como si fuera la casa principal del pueblo. Allí, uno de los maorís que nos parece más auténtico (grande, pesado y que pone caras más de loco) nos invita a entrar en la casa del pueblo. Antes de entrar los explica el sentido de las tallas que adornan el perfil de la casa: el techo son los brazos de sus antepasados, las columnas son las piedras, y la cara tallada que preside en conjunto representa al “amo”.
Dentro de la construcción es donde se llevará a cabo el concierto de canciones y bailes tradicionales. Es muy chulo y dado que está caldeado, además nos permite quitarnos un poco el frío de encima. Los bailes son muy curiosos y todos tienen unas voces muy hermosas. Es de destacar las caras que ponen todos mientras cantan, especialmente los hombres. Parece que estén de frenopático sacando la lengua y cruzando los ojos de esa forma, pero en realidad es una forma de desafío y hombría.

Finalmente, después del concierto, accedemos al comedor. Es lo que nos decepciona más, porque es como el de los coles con grandes mesas rectangulares (nos esperábamos algo un poco más rústico, la verdad!). La cena es una especie de buffet libre con comida cocinada al estilo maorí: carne de cordero, de pollo, migas de pan, patata, batata, nabo, zanahoria,… (aquí le llamaríamos “bullit”).

De postre, la Pavlova (una especie de merengue local), browni de chocolate con crema caliente y macedonia de frutas. Para beber agua o si queremos alguna alternativa, tenemos que pagarla aparte.

Fuera del comedor, y una vez acabada la cena, nos explican cómo se prepara el horno de tierra en el que se cuece la comida: una gran hoguera con enormes piedras y un agujero en la tierra.
Para finalizar, abren la tienda de recuerdos, donde acabo pecando y comprándome un bonito y tradicional colgante de jade.

A Maru el conjunto de la noche no le acaba de gustar (demasiado turístico, estilo pueblo español). Tengo una sensación parecida, pero algunas de las cosas que he visto y oído me han parecido curiosas e interesantes.

Para finalizar la velada, nos vuelven a juntar en el comedor y hacemos un ritual de despedida. A los jefes de tribu les hacen bailar la danza de los “All blacks” (de lo mejorcito!!!) y cantamos una especie de “Es l’hora dels adeus”. Para acabar nos dan el mensaje de que lo que hemos vivido esta noche es algo más que un show turístico (que también!). Es una forma de que la cultura maorí perdure en el tiempo y se transmita de padres a hijos. Además, también se difunde por el mundo ya que cada uno de nosotros se llevará un poco a su país de origen cuando se vaya a casa.

A las 23:30 se acaba el espectáculo y nos vamos para el camping. Toca meterse rápido en la cama y dormir que mañana hay otra sesión maratoniana.

KIA ORA!!!!!


Carlos :)

20/08/06: Los volcanes no huelen a rosas precisamente!!!

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Hemos dormido a pierna suelta, y no nos hemos levantado hasta las 7:30. Qué delicia dormir así!!!

Tenemos todo un día por delante para visitar Rotorua, además de la cena maorí. Por lo tanto, después de desayunar y tomar una ducha como Dios manda, la primera parada será la Oficina de Turismo para reservar la cena. De los 3 sitios que organizan eventos de este estilo, el que nos hace más gracia y nos han recomendado más es el “Tamaki Maori Village”, así que nos quedamos con él. Conjuntamente con la cena, nos regalan entradas para el centro geotermal “Hell’s Gate”, que es lo que primero visitaremos.

Está lloviznando un pelín (estamos teniendo peor tiempo en la Isla Norte que el que tuvimos en la Sur. Cachis!!!) pero esperemos que aguante todo el día para poder ver la ciudad tranquilos.

A medida que nos acercamos a “Hell’s Gate” se empieza a notar un olor de huevos podridos en el aire. Son las emanaciones de azufre habituales en cualquier zona volcánica. Ya en la entrada, nos dan un mapa del recorrido que vamos a realizar, y en español (es la primera vez en todo el viaje que nos encontramos indicaciones la lengua de Cervantes. Qué alegría!!!).

El camino a seguir está muy delimitado, cosa que es de agradecer, teniendo en cuenta que algunas de las aguas están a más de 90 grados, y en otras el barro alcanza casi los 120 grados. Como para salirse un poco del camino, no?????

Vamos a paso ligero, ya que el olor es nauseabundo y Maru lo pasa fatal. Además, aunque la zona y el paisaje son curiosos, al cabo de un rato resultan monótonos. Además, con el día tapado que tenemos hoy, ni siquiera conseguiremos hacer fotos chulas. No sopla demasiado viento y todos los vapores que emana la tierra se quedan pegados al suelo, dando al paisaje un aspecto fantasmagórico. Menos mal que las entradas han sido de regalo, porque si las llegamos a pagar la decepción habría sido mayúscula. Para colmo de males, tampoco vemos ninguno de los géiseres que aparecen en el folleto. Será que como hace frío se quedan bajo tierra??? ;)))

Justo al acabar el recorrido nos encontramos lo que de forma unánime hemos considerado lo mejor del centro geotermal: un taller de talla maorí.

En él, un maorí nos ha enseñado cómo se realiza la talla maorí y nos ha dado un trozo de madera con un dibujo para que lo probemos nosotros mismos. Ha sido muy didáctico y nos ha permitido valorar más las tallas que hemos visto hasta ahora. Es harto difícil realizar surcos de forma homogénea y siguiendo las líneas establecidas. Además, hemos conseguido unos souvenirs chulísimos (como no me decidía por el dibujo, le he puesto un poco de morro y en lugar de uno me he hecho 2). Nos los barnizan y después de que se sequen un poco, incluso nos dan unos sobres para que los guardemos. Brutal!!!

La siguiente parada ya es para visitar el centro de Rotorua. Por lo que dice la guía, es una ciudad con muchos centros de artesanía, por lo que Maru ya está afilando la VISA. Aparcamos en una zona azul, cerca de una calle peatonal y muy comercial. Afortunadamente, hoy es domingo y no se paga. Buffff!!

Va lloviznando a ratos, y agradecemos que la calle tenga pórticos, porque nos permite ir viendo cosas tranquilamente sin preocuparnos si nos mojamos. Las tradiciones y estética maorí impregnan todo lo que vemos, pero la verdad es que todo es demasiado turístico. Y para rematar, los centros de artesanía local tienen un precio de aúpa.

Entre una cosa y otra se hace la hora de comer, y después de dar mil vueltas, nos decidimos por un japonés (Yamato). El local es de madera con unas mesas enormes, incluso para dos personas. Nos ponemos morados (a pesar de los palillos!!), y para acabar, nos obsequian con unos vasos de té verde. Hacemos un poco de tiempo porque fuera está lloviendo de mala manera. Y como que no nos vamos, los del restaurante no paran de traernos té. Y además la comida nos sale baratísima (40 $NZ los dos!!!). Un diez de local!!!

Damos alguna vuelta más por el centro, pero como ya estamos artos de tiendas turísticas, decidimos coger la caravana y explorar otros lares. Nos vamos a la llamada “casa del gobernador”, un palacete con unos jardines enormes. La construcción es muy chula y del estilo colonial inglés. Los jardines tienen varios campos de hierba donde, a pesar de la lluvia, unos jubilados juegan al “croquet”. En otra parte de los jardines, otros grupos de gente se entretienen jugando a la petanca. Todo como muy inglés.

En uno de los extremos del jardín, dentro de un estanque, vemos al primer Pukeko del viaje. El Pukeko es otro de los animales autóctonos de NZ y se caracteriza por ser de un brillante azul oscuro con el pico y las patas de color rojo. De dibujos animados, vaya!!!

A media tarde decidimos ir hacia el camping para prepararnos para la cena. Aunque en una primera instancia habíamos pensado en cambiar de camping (no mata!) al final hemos repetido puesto que es el que se encuentra más cerca de la ruta que tenemos que seguir mañana.

... pero eso ya será en otra entrada


Carlos :)

19/08/06: Del "cielo" del Tongariro al "infierno" de Rotorua

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El despertador ha sonado a las 5:00. Nos sigue sorprendiendo la facilidad con la que nos levantamos a estas horas tan intempestivas y además sin ayuda. Maru se despierta incluso antes de que suene el despertador!!! Impensable!!!

Entre arreglarnos y desayunar hemos tardado unas 2 horas, y hasta las 7:00 no nos ponemos en camino. En Ohakune, a medio camino y después de conducir durante unas cuantas horas, decidimos hacer un alto para tomarnos algo en una cafetería la mar de mona. Nos pedimos un par de “Hot chocolates” que nos traen en unos tazones enormes y con unas cucharas muy especiales: una barra de chocolate.

El local está decorado con cuadros de artistas locales y Maru se enamora de uno de ellos. Una especie de collage de imágenes y texto. No es muy grande y tiene un mensaje fantástico:

“puedes tener dos, una o ninguna pierna, pero siempre debes volar!!”

Después de muchas indecisiones, Maru decide llevárselo. Mientras pagamos, nos interesamos por el autor/a del cuadro y nos dicen que lo podemos encontrar a las afueras del pueblo, en su tienda-taller (una casa de color púrpura), por lo que decidimos pasar para que autografíe el cuadro en vivo y en directo. Maru está súper contenta con su cuadro. No quiere que le vuelva a pasar de arrepentirse de no haber comprado algo, y más con la ruta que llevamos que siempre es hacia delante. Nunca retrocedemos.

En el mismo Ohakune aprovechamos para poner gasolina y parar en un “New World” para hacer la compra (es como los “Caprabo” de aquí, están por casi todos lados).

A la salida del pueblo, tal y como nos han explicado, encontramos la casa de color púrpura. La autora del cuadro está súper contenta de que le pidamos que autografíe el cuadro. Le pone una dedicatoria a Maru, no sin antes estar un rato para entender su nombre. Cosas del inglés!

Seguimos camino hacia el Tongariro y después de unas horas, finalmente llegamos. Tenemos el culo cuadrado de tanto coche!!! Lo primero es visitar el centro de información para ver qué trekking podemos hacer con el tiempo que tenemos. Tienen una maqueta de todo el parque nacional y todas las rutas posibles marcadas. Lamentablemente, la mayoría son de 4 o 5 horas, tiempo que no nos podemos permitir invertir. Algunas de las zonas que más nos atraían (como p.e. los “Lagos Esmeralda”) tienen un “pero” adicional: los accesos están cerrados por exceso de nieve.

Compramos una guía de los trekkings de la zona y algunas postales que nos faltaban. Después de estudiar la guía con atención, decidimos hacer una ruta que lleva a unas cascadas (Tawhai Falls) y que sólo nos llevará una hora y media desde donde dejemos el coche.

El problema es que las indicaciones para llegar a la zona no están muy claras, y con la facilidad que tenemos nosotros para perdernos, casi nos tiramos una hora para encontrar el lugar (sé que soy pesado, pero qué les costaría poner lo de los GPS’s, además de indicaciones como Dios manda!!!!). Si hubiéramos pensado con lógica, habríamos deducido que el camino correcto era el que sube hacia las pistas de skies, pero esto de conducir por la izquierda nos nubla la mente!!!
La verdad es que estamos un poco “moscas” porque queremos llegar a Taupo antes de que se nos haga de noche y las horas se nos están pasando volando.

Después de subir por una carreterita de curvas cerradas, estrecha y llena de nieve por los bordes, llegamos a lo que parece una especie de parking y que es el inicio de la ruta. La cosa será entretenida, puesto que además de hacer un frío importante, está todo lleno de nieve y hielo.

El camino a la cascada transcurre por dentro de un bosque cerrado, está perfectamente indicado, pero lleno de nieve y hielo, lo que dificulta mucho avanzar a buen ritmo. Es como andar por una pista de hielo y no queremos partirnos la crisma (seguro que no habría sido más fácil subir al Tongariro??? Con un poco de suerte habría menos hielo!!!).

Trozos caminando, trozos patinando, avanzamos hacia las cascadas. Llegamos a lo que parece una llanura encharcada y que tiene un caminito precioso de madera para que no se estropee. Las fotos van a ser preciosas, seguro!!! Además, nos permite ver una panorámica fantástica del Tongariro. El día tiene nubes y claros, pero de momento aguanta. Aquí, al descubierto, el viento arrecia y la sensación de frío aumenta.

Seguimos el camino, que vuelve a introducirse en un bosque. Esta vez toca bajar por unos escalones helados “molonguis de la muert”. Hay que bajarlos de uno en uno y cogidos… una aventura, vamos! De todas formas, quizás es que nosotros somos muy precavidos, porque nos cruzamos con gente que va con bambas de calle y patinando como si estuvieran en la pista de hielo. Flipa!!

Al final, llegamos a la cascadita, que la verdad, no parece gran cosa teniendo en cuenta el riesgo de un patacazo al que nos hemos expuesto. De todas formas, el camino ha sido muy chulo y creo que ha valido la pena. Aprovechamos para hacer las fotos de rigor e iniciamos el camino de vuelta.

Regresamos al coche en tiempo récord (sólo 30 minutos cuando a la ida hemos invertido 1:10). Es que ahora ya sabemos dónde pisar. Hasta unos visitantes que nos hemos cruzado en el camino de ida se asombran que hayamos vuelto tan rápido.

Después del paseo, volvemos a coger la camper y nos dirigimos a Taupo. Decidimos consultar la guía a ver qué dice de Taupo. Si vale la pena nos quedaremos tal y como teníamos previsto, pero sino y si el cuerpo aguanta, seguiremos hasta Rotorua. Queremos recortar tiempo y adelantar objetivos, que al final seguro que nos faltará tiempo.

Dicho y hecho. Pasamos Taupo de largo y llegamos hasta Rotorua hacia eso de las 19:00. A medida que nos hemos ido acercando, la carretera se ha llenado de referencias a los volcanes y fumarolas. Es la parte más “explosiva” de la isla, e incluso en algunos sitios se puede oler ambiente a azufre. De todas formas, hemos llegado tarde para el horario de NZ y, aunque pasamos por el punto de información, ya está cerrado. Así que toca orientarse para encontrar el camping. Nos cuesta unas cuantas vueltas, como siempre, pero finalmente lo encontramos.

Además de pagar por la estancia, preguntamos en el camping por las cenas típicas mahories. A ver si es posible hacerla esta misma noche y así adelantamos destinos. Pero no… las cenas hay que reservarlas con tiempo y la mayoría empiezan a eso de las 19:30, así que tendremos que esperar a la noche de mañana y quedarnos un día más en Rotorua.

De todas formas, el día ha sido durillo y estamos exhaustos. No tenemos ganas ni de prepararnos cena, así que frutita y, aunque sólo son las 21 h, nos vamos a dormir para cargar pilas. Además, como mañana nos quedamos todo el día en Rotorua, no tendremos que madrugar. Bien!!!

Mejor que aprovechemos, que habrá más días maratón como hoy, si queremos ver todo lo que nos hemos propuesto.

Bona nit!!!


Carlos :)

18/08/06: Adiós Isla Sur! ... Hola Isla Norte!

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Hoy nos levantamos tardecito para lo que estamos acostumbrados: a las 7:00 (bueno Maru antes, porque se ha despertado y no puede estar en la cama sin dormir).

Desayunamos com siempre y antes de dejar el cámping intentamos arreglar el problema del agua sucia de la ducha. Movemos la caravana para que la inclinación favorezca que se vaya por el desagüe y nos ayudamos con agua limpia de la ducha. Queda medio decente, pero a la noche tendremos que rematar la faena! Por Dios, esto empieza a oler a rayos!!!

Una vez solventado el tema del agua sucia, nos dirigimos a la tienda de souvenirs tal y como tenemos previsto. Llegamos 10 minutos antes, por si les da por abrir un poco antes. Van pasando los minutos y abren todas las tiendas de la calle menos la que nos interesa. Lamentablemente, se hacen las 9:10 y decidimos no esperar más y marcharnos. Qué pena (por no decir cabreo!)!!! Pero no podemos llegar más tarde al ferry.

Como el camino lo tenemos ensayado de ayer, llegamos en un plis-plas y nos ponemos en la cola de embarque. (Qué rábia!! Si llegamos a saber que nos tenemos que esperar 20 minutos más para embarcar, nos habríamos quedado un rato más a ver si abría la tienda).

Dentro de las tripas del barco, nos ponen a todas las camper juntas, apretaditas como sardinas en lata. Una vez cerrada, nos vamos para las cubiertas superiores a buscar un hueco en el que pasar el viaje. Hacemos unas cuantas fotos aprovechando que el día se ha levantado claro (pero con un frío importante!).

Zarpamos y la salida nos recuerda a los fiordos del Milford Sound, ya que es entre montañas. Sopla un viento fuerte (menos mal que me compré el gorro polar, porque se me hielan las orejas!) y en cuanto salimos a mar abierto, la cosa se pone todavía más cruda. Entramos a tomarnos un té calentito y a trabajar un poco en el diario. Todavía nos queda mucho que escribir y recortar de lo que hemos vivido estos días en la Isla Sur.

Encontramos una mesa en un rincón y nos ponemos a trabajar. Mención especial para las abuelitas que tenemos en una mesa cercana. Parece que sean todas miembros honoríficos de algún casal Sant Jordi de NZ, pero meten un follón que pa’ qué. Están jugando a cartas y los gritos por cada jugada resuenan por todo el barco. Para acabar de rematar, cada dos por tres salen a fumar a cubierta. Si es que la tercera edad ya no es lo que era. Cuánto vicio!!!

En mar abierto el barco empieza a moverse un poco, y para evitar marearnos y como llevamos cansancio acumulado, decidimos tumbarnos en unos butacones para dormir la siesta de la burra (la de antes de comer!!).

No sabemos cuánto tiempo hemos estado durmiendo, pero nos despertamos justo antes de que el micrófono del barco informe de que en 10 minutos llegamos al puerto de Wellington. Volvemos a salir a fuera, a echar algunas fotos. Llevamos mucho rato sin hacer ninguna y ya tenemos mono.

Fuera sopla un viento fuerte, tanto que casi se lleva a Maru con cámara incluida. De todas formas conseguimos hacer algunas instantáneas de nuestra llegada a la Isla Norte. Wellington ya tiene pinta de ciudad más importante, puesto que se distinguen algunos rascacielos.

En nada avisan a los conductores que ya podemos bajar a los vehículos, así que nos dirigimos a las bodegas para estar preparados en cuanto nos dejen salir. Aunque teníamos nuestras dudas, la cosa va muy rápida y salimos del barco a las 13:00 y sin contratiempos.

La intención es ver la ciudad y dormir aquí, así que seguimos la caravana de campers (valga la redundancia!) hasta el centro de la ciudad. Para evitar problemas, aparcamos en un parking público e iniciamos nuestra ruta turística (bueno, primero hay que pasar por el banco, puesto que no tenemos ni cash ni monedas y el parkimetro parece que no acepta ninguna de nuestras tarjetas de crédito. Además, vale un riñón!!!).

Paseamos por las cuestas de la ciudad para ver el Parlamento y respirar un poco del ambiente de gran ciudad que teníamos ya olvidado. Después nos dirigimos a la zona del puerto, que según la guía también merece un paseo. Es como la zona de la villa olímpica, lleva de tiendas y bares de nivel, acorde con el ambiente financiero y de oficinas que respira la zona.

Se nos han pasado el par de horas que teníamos pagados en el parkímetro, así que volvemos a la camper y nos vamos a otra zona de la ciudad. Aterrizamos en Cuba St., una zona más “alternativa” de la ciudad. Es una zona peatonal y llena de comercios, que nos recuerda a la zona de Puerta del Ángel de Barcelona por la cantidad y variedad de gente que pasa por ellas.

Se nos ha hecho la hora de comer, por lo que decidimos buscar algún sitio para el “avituallamiento”. La cosa está difícil, puesto que vemos restaurantotes chinos, árabes, japoneses pero ninguno que realmente nos atraiga. Finalmente nos paramos delante de un local con cristaleras que parece acogedor e invita a relajarse. Es el FLORIDITAS, una pizzería en la que hacen un poco de todo (hasta patatas fritas con alli-oli y que no dudamos en probar. Y están muy buenas!!). Por cierto, un 10 para los cocineros, que aunque son un poco lentos, lo hacen súper bien y con una presentación perfecta.

Salimos redondos y antes de coger la camper, paseamos un poco máss por Cuba St. Una de las tiendas de la calle, esta llena de imanes de nevera y algunos otros pequeños “souvenirs” made in NZ, así que volvemos a pecar. Qué vicio, qué vicio!!!

Aprovechamos que pasamos al lado de un súper para comprar 4 cosas que necesitamos para la despensa y iniciamos la búsqueda del camping. La ciudad es grande y estamos seguros que nos va a costar bastante encontrarlo, puesto que está en las afueras.

Efectivamente, cogemos la carretera que no es y damos algunas vueltas como es ya costumbre (repito, porque no incluyen un GPS con la camper. Así, con todos los cámpings y zonas turísticas ya marcadas. La de kilómetros y gasolina que nos ahorraríamos!!!). Con todo, hemos llegado pronto, y lo primero que hay que hacer es solucionar el problema de las aguas sucias. Vaciamos completamente el depósito y acabamos de limpiar el suelo de la ducha (había vuelto a rebosar) ayudándonos con papel de combate (es un multiusos imprescindible en aventuras como ésta!!!).

Todavía recordamos la comida, así que la cena es ligerita. Un poco de fruta y después de revisar toda la ruta de la Isla Norte en función de los días que nos quedan (los sacrificios han sido muy importantes y tendremos que ir a piñón con lo que al final ha quedado!!) nos vamos al catre. Mañana toca madrugón y palizón para llegar al Tongariro.

Bona nit!!! (por cierto, no hemos encontrado la tienda de los “All Blacks” , por lo que hemos perdido una oportunidad para conseguir la pareja del calcetín que nos regalaron en Dunedin. Tendremos que estar al quite en Auckland!).


Carlos :)

miércoles, septiembre 06, 2006

17/08/06: Otro palizón de coche para despedir la Isla Sur!

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Hoy vuelve a tocar una jornada dura si queremos llegar a ver todo lo que nos hemos propuesto, así que nos tendríamos que haber levantado a las 5:00. Pero llevamos cansancio acumulado y necesitamos un descanso adicional.

Rompemos la tradición, porque aunque Westport es un pueblo pequeño, nos cuesta horrores encontrar la salida. Al fin, y después de muchas vueltas conseguimos encaminar la camper hacia el Parque Nacional de Abel Tasman. Se nota que los kilómetros empiezan a hacer mella en el cuerpo, puesto que a las dos horitas de estar en ruta nos tenemos que parar a tomarnos algo.

La carretera hasta llegar a Abel Tasman es muy chula pero está llena de niebla y curvas, por lo que tenemos que ir lentos. De todas formas, al final se levanta el día y acaba en un cielo despejado y con una temperatura muy agradable.

Uno de los destinos que tenemos es la bella playa de arenas blancas de Totaranui. Es brutal como la playa se esconde detrás de las montañas y la carreterita para llegar es muy revirada.

La playa es una delicia. Preciosa aunque un poco triste porque está vacía. La verdad es que si no hiciera airecillo y no llevara tantas capas de ropa, me hubiera atrevido a darme un baño. El agua no es profunda y está como un plato… y además, llevo todo la mayor parte del verano sin meterme en la playa!!! Nos contentamos con dar un paseo por la playa y observar gaviotas y conchas de moluscos.

Son las 12 y no nos entretenemos más. Picoteamos algunos frutos secos en la camper para quitarnos la gusa e iniciamos el camino para Nelson, donde queremos pararnos a dar una vuelta.

A la llegada, nos llevamos una desilusión. No vale mucho la pena. Es muy parecido a los otros pueblos que hemos cruzado y no vemos nada que nos llame especialmente la atención. Viendo el ritmo que llevamos de compras, especialmente Maru (:p), ella decide comprarse un petate. A la vuelta apiñaremos la ropa allí y dejaremos las maleta para guardar los regalos y recuerdos.

Ahhh!!!! Y gran noticia, después de 8 días en NZ, por fin nos decidimos a comprar las postales (por cierto, qué pasta nos hemos dejado en las postales y los sellos!!!!!). Ahora sólo quedará escribirlas. Paciencia, que Roma no se hizo en un día!!!!! :) Nos lleva un buen rato (en la era de Internet y los SMS, que todavía nos dé por escribir con boli, tiene sus bemoles, no???).

Después de comernos un par de bocatas rápidos, intentamos salir para Picton, última etapa del trayecto de hoy. No hay manera de conseguir el camino correcto y tardamos una hora en encararnos como Dios manda. Confirmado!!! Somos un desastre (ande están los GPS’s en este país!!!).

Revisando la guía y el camino a Picton, decidimos parar en Havelock. El pueblo es conocido por ser la capital de los mejillones verdes (hay un restaurante famoso por ello) además de tiendas de artesanía. Lamentablemente, cuando llegamos ya está todo cerrado. Lástima!!! Como no tenemos antojo de más mejillones, decidimos seguir viaje para Picton.

Llegamos sin contratiempos a eso de las 18:30, y lo primero que decidimos hacer es corroborar la hora y lugar de embarque del ferry de mañana. No es cosa de perderlo por tener menos orientación que un corcho en una bañera!!!

Damos algunas vueltas, preguntamos en un par de sitios equivocados pero al final encontramos las taquillas de nuestro ferry. Tenemos que embarcar con la camper a las 9:00 y además nos dan un minimapa de dónde está la zona de embarque. Perfecto!!! (llevaremos “perdidos” escrito en la frente??? ;)

Ahora sólo toca localizar el camping, pero no tendremos problemas porque la gente del Ferry también nos indica cómo encontrarlo.

Dado que es nuestro último día en la Isla Sur decidimos celebrarlo por todo lo alto y salir a cenar fuera. Dejamos la camper en el camping (tenemos el culo cuadrado de tanto conducir en el día de hoy, y el de ayer, y el otro…!!!) y vamos paseando hasta la zona de restaurantes en el centro del pueblo. No es que haya muchos, la verdad, y en 10 minutos lo tenemos visto.

En el trayecto, encontramos una tienda de artesanía y cuadros súper chula (ATTITUDE 42). Está cerrada evidentemente, pero según el cartel abren a las 9:00. Desde el mismo aparador decidimos que nos interesa y venirlo a buscar mañana a primera hora, justo antes de embarcar.

Entre todos los restaurantes nos metemos en uno que no huele a fritanga y que tiene pinta de bar-restaurante estilo americano (SUE & BARB). Es todo de madera y tiene una estufa de leña justo en el medio. Además, en la puerta anuncian que tienen “lamb” y me apetece mucho, así que pa’dentro!!!

Teóricamente se tiene que pedir la barra, pero la dependienta, viendo que somos guiris europeos, acaba por tomarnos nota en la mesa. Empiezo a ver ciertas ventajas en los comportamientos de alemanes e ingleses por nuestra geografía… ;)))

En cuanto una familia de lugareños se va, ocupamos la mesa que está justo al lado de la estufa. Qué gozada!!! Nos pedimos “lamb con salsa de menta y setas” y “beef con salsa de pimienta”, y en menos de lo que se tarda en pensarlo (minutos, de verdad!!!) nos traen los platos, calientes y con la carne en su punto. FANTÁSTICO!!!! Son platos combinados con un poco de todo y quedamos redondos.

De vuelta al camping, nos ponemos a hacer una colada. Se nos va un pelín la hora y nos vienen a pegar la bronca… es otro de los momentos en los hacernos el guiri, también surge efecto (qué listos los extranjeros!!!).

Acabamos cerrando nosotros la “laundry” y con el pijama recién lavado y secado nos vamos a dormir. Mañana nos podemos levantar un poco más tarde puesto que no hay ruta. Ole-ole!!!!

Por cierto, el suelo del lavabo de la camper está todo mojado y huele a rayos. Hemos tardado mucho en vaciar las aguas sucias y con el traqueteo del día han desbordado. Lamentablemente no lo podemos arreglar porque la caravana hace pendiente hacia el lado contrario del desagüe. Mañana antes de salir o en cuanto lleguemos a Wellington tendremos que arreglarlo. Qué guarrería!!!

Buenas noches!!!!


Carlos :)

16/08/06: Increíbles los Pancakes de Punakaiki!

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Buenos días!!! Como siempre nos hemos levantado pronto, a eso de las 6:00 y después de un buen desayuno (hoy ha caído la primera botella de leche, signo inequívoco que ya llevamos algunos días por NZ) hemos salido para Arthur Pass.

Nos ha costado más de una hora conseguir aclararnos para salir de Christchurch. Está claro que lo nuestro no son ni las ciudades grandes ni los mapas. En cualquier caso, una vez orientados, ponemos la directa y en unas 3 horitas nos plantamos en el parque nacional.

Lo primero es hacer una visita al centro de información para enterarnos de las rutas que podemos hacer a pie, su estado y la duración de cada una de ellas. Después de evaluar todas las variables, nos decidimos por una que nos llevará a una cascada y que tiene una duración de unos 40 minutos.

Hace un sol bien majo, pero sopla un viento que congela los pensamientos, así que me pillo un gorrito de forro polar bien chulo y de un color naranja cantón. No soy guiri en NZ, pues a hacer de guiri!!!

Es curioso, pero la zona está plagada de niños que parece que estén de colonias. De hecho el parque nacional parece que esté montado como un gran centro escolta en el que se enseña a los niños a sobrevivir y disfrutar de la montaña.

La ruta empieza solo un centenar de metros más allá del centro de información. Dejamos la camper al lado de una casita roja la mar de maja (las fotos lo atestiguarán) y nos adentramos en un caminito perfectamente señalado. Cruzamos un puente sobre un riachuelo y empezamos a subir escaleras hechas con troncos de árboles. Suponemos que las escaleras son para facilitar el camino en verano, porque ahora están llenas de hielo y nos jugamos un resbalón a cada paso. También contribuye nuestro pésimo estado de forma, puesto que al rato, ya estamos los dos más concentrados en respirar que en hacer comentarios del paisaje o de las p&%$• de escalones.

Empezamos a oír la cascada, y cual es nuestra sorpresa que casi a punto de llegar a nuestro destino nos encontramos una barrera que nos informa que el resto del camino está cerrado por temas de mantenimiento. Cachis!!!! Ya lo podían haber dicho en el centro de información o al inicio del camino, no????? En fin, está claro que lo del verano y las obras es un mal Universal. No nos salvamos de ello ni en la otra punta del mundo!

Damos media vuelta y regresamos por el mismo camino. Menos mal que el paisaje y el bosque que cruzamos hacen que el paseo valga la pena. Ya al final de la ruta, justo en el río, vemos como un grupo de niños está aprendiendo a cruzar un río a saco. En grupos de 4 y cogidos de la mano lo cruzan como unos campeones. Y eso que el agua tiene que estar más que helada!! BBBRRRR!!!

La siguiente parada ya es en Greymouth, pero cuando llegamos, vemos que es un pueblecito más que no tiene nada especial para ver, así que seguimos camino porque tenemos claro que donde nos tenemos que parar un buen rato es en Punakaiki.

Llegamos a eso de las 17:30, cuando todavía hay luz y nos permite disfrutar del paisaje de los Pancakes. Estos son unas construcciones de roca al lado del mar, que la erosión de las olas y el viento ha transformado en unas curiosas figuras. Los mahories las tenían como lugar mágico puesto que identificaban con personas y deidades. Es muy espectacular ver como las olas del mar de Tasman rompen contra las rocas y se cuela por orificios generando fumarolas de agua vaporizada. El lugar está muy bien acondicionado para ver las diferentes construcciones, con un camino que bordea la costa y que está inmerso en la vegetación.

Como europeos que somos, vamos al revés de todo el mundo (hemos empezado la ruta por la derecha, craso error!!). En el camino vemos un kivi, el símbolo nacional. Evidentemente lo freimos a fotos y el pobre animal, que se ve acorralado con tanto paparazzi se “suicida” hacia el margen del camino. Se pega un tozolón de mucho cuidado y esperamos que no se haya hecho daño (además, no hacía ni 20 minutos que acabábamos de comprar unas badanas con el lema “save the kivis” ya que están en peligro de extinción. Tendremos que comprar alguno más…. ;).

Seguimos nuestra ruta por la costa hasta Westport y nos es imposible no parar a cada paso. Es impresionante ver los acantilados y como el mar bate olas sobre ellos. Nos quedaríamos horas contemplando el espectáculo que nos ofrece la naturaleza pero cada vez se hace más oscuro y queremos encontrar el camping cuanto antes.

Encontramos el camping, vamos a reponer víveres y a repostar gasolina. En el camino de regreso, propongo ir a ver una colonia de focas que está cerca. Con un poco de suerte llegamos que todavía hay un poco de luz. Pero calculo mal y tardamos más de lo que me esperaba. Cuando llegamos ya está completamente oscuro y aunque encaro los focos de la camper hacia la playa no hay manera de ver las focas (valga la redundancia!!! :p

Ya de nuevo en el camping, preparamos la cenita en la cocina común (por cierto, qué escandalosos son el grupo de franceses. Ni que estuvieran ellos solos en todo el camping!!!!), cenamos con un poco de rasqui y rápidamente a dormir.

Hoy toca soñar con ese peaso de olas que hemos visto en el camino de la tarde y en los misteriosos Pancakes. Guai!!!!


Carlos :)

15/08/06: Tenemos uno… ¿conseguiremos la pareja?

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Después de la paliza de ayer, cualquiera diría que hoy haríamos el perro de mala manera. Pues no!!!! Nos levantamos a las 6:00 para no perder la costumbre.

Se ha levantado lo que parece un día fantástico, por lo que queremos ver lo más destacado de Dunedin y encaminarnos luego para Christchurch.

De todas formas, nos tomamos el desayuno con tranquilidad, nos duchamos y hasta las 9:30 no llegamos al centro de Dunedin. Al famoso Octógono. La ciudad se construyó alrededor de una plaza de 8 caras que tenía que ser el centro neurálgico de la población, y hoy día continúa igual. Buscamos parking lo más cercano del centro (a 6 calles) y a patear un poco la ciudad.

Seguimos las indicaciones de la guía visual del país y saltamos de iglesia en iglesia como en la mayoría de pueblos que hemos visto.
Se nota que la ciudad fue fundada por escoceses, puesto que la ciudad está llena de referentes a su cultura. Además de las tabernas, y las referencias al buen whisky, encontramos una tienda en la que se venden las típicas falditas escocesas, además de gorros y gaitas. Todo un espectáculo!

El paseo nos lleva a pasar por delante de la tienda de los “All Blacks” el equipo nacional de Rugby y que tiene uno de sus feudos importantes en Dunedin. Maru se decide a comprar una especie de zuecos de plástico que parecen muy cómodos. A la hora de pagar, se dan cuenta que somos españoles y nos hacen un regalo-reto… nos dan un calcetín de los “All Blacks” y nos retan a acercarnos por otra de las tiendas que tienen en la Isla Norte (Wellington o Auckland, por ejemplo). Si mostramos el calcetín y un cartoncito que nos proporcionan, nos darán el otro calcetín. Chachi, no??? Me lo guardo en la memoria porque me parece una idea promocional brutal!

El paseo continua por delante del museo del transporte, y por delante de la estación de tren. El estilo de los edificios se nos antoja muy inglés y personalmente me recuerda mucho a las construcciones del Ibertrén… Buff, qué recuerdos!

Delante de la estación está la cárcel de pin-y-pon de la ciudad y que antiguamente había sido la sede de la policía. Al ladito está una tienda de artesanía autóctona que nos atrae como un imán. La VISA ya se esconde dentro de su funda. Tiene miedo y con toda la razón del mundo!!!! Acabamos con unas figuritas de piedra de Oamaru talladas a mano. Muy chulas!!

Nos vamos de Dunedin, pero en lugar de coger la carretera que sube directamente a Christchurch, decidimos darnos un paseo por la península de Otago, donde hay otro de los faros emblemáticos del país. Afortunadamente nos equivocamos de carretera y vamos por la costa de Port Chambers. La carretera es muy sinuosa y estrecha, pero infinitamente más corta que la otra. Si no nos hubiéramos perdido, habríamos estado una 4 horas para llegar al faro y, como no tiene salida, unas 4 horas más para deshacer el camino. Menos mal!!!

Port Chalmers tampoco tiene salida pero acaba en una tranquila playa donde encontramos a un león marino que está tomando el sol en la arena. Está tan quieto que Maru cree que está muerto. Menos mal que le echamos las fotos desde lejos, porque en un momento dado abre los ojos y levanta la cabeza de forma pesada. Quién está haciendo ruido y no me deja dormir!!!

Maru aprovecha el paseo por la playa para hacerse con algunas conchas que no tenemos muy claro si nos dejarán sacar del país. Ya veremos!

Deshacemos camino y nos dirigimos por la carretera 1 hacia Oamaru, pero no nos paramos para ver los pinguinos. Lástima!! En el paseo por Port Chalmers hemos invertido bastante tiempo y ahora tenemos que aprovechar las últimas horas que quedan de luz. Somos como las gallinas: con luz a correr, sin luz a dormir.

En Oamaru aprovechamos para prepararnos un par de bocatas rápidos en la Camper. Tomamos camino para Timaru, donde tampoco nos pararemos. De todas formas, para descansar un poo de coche paramos en la población de Temokake, donde buscamos alguna tienda de cerámica chula, pero no hay suerte.

Por fin llegamos a Christchurh. Empieza a oscurecer pero de todas formas decidimos dar una vuelta por la ciudad. Aparcamos cerca del centro, justo al lado de la Universidad. Un “kivi” nos advierte que no es necesario pagar el aparcamiento, puesto que estamos fuera de horas. Menos mal, invertiremos el “ahorro” en tomarnos alguna cosa. Y resulta ser un par de chocolates en el Starbuck que hay en el centro de la ciudad.

Se nota que esto ya es una ciudad, y de las importantes. Se ven rascacielos y edificios más altos. Aunque no se ve mucha animación (algunas parejas súper arregladas que se dirigen a un centro de convenciones), tiene una calle llena de locales de copas y restaurantes. Curiosamente uno de ellos se llama “Barcelona” y evidentemente le echamos una foto. Nostálgicos que somos!

Ya está completamente oscuro y con la experiencia que hemos tenido para encontrar el camping en ciudades o pueblos grandes, decidimos no entretenernos más. Toca encontrar el camping.

Efectivamente, teníamos razón y damos cincuenta mil vueltas antes de encontrarlo. No hay manera de orientarnos con los mapas y esquemas que tenemos (existiendo GPS’s esto de los mapas es un atraso). Pero no hay mal que por bien no venga. Durante la búsqueda encontramos un “New World” (supermercado) y aprovechamos para reponer nuestra “despensa”. Y ya puestos, aprovechamos para llenar el depósito de gasolina. Es tiempo que ganamos para mañana.

Finalmente damos con el camping (a ver si me decido y les hago un esquema un poquito más mejor!). Entramos por la puerta de atrás, pero para nosotros ya vale! Como todos los días, conectamos todas las baterías y descargamos las cámaras. Además, hoy toca vaciar el depósito de agua sucia (no sea caso que rebose) y llenar el de agua limpia.

Dado que hoy hemos comido rollo “fast-food”, la cena va a ser de campeonato. Además, la cocina es muy chula y se lo merece: pasta a la carbonara con un par de cervecitas.

Bon profit y a dormir!!!!


Carlos :)

viernes, septiembre 01, 2006

14/08/06: Bluff… lo más al sur de la Isla Sur!

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Hoy madrugón. Nos levantamos a las 5:00. Tenemos que ir hasta el extremo sur de Nueva Zelanda y luego remontar por la costa este hasta parar a dormir en Oamaru… a ver si lo conseguimos!!!

Slimos muy pronto, justo después de desayunar. Todavía es de noche, el cielo está tapado, llovizna y está tan oscuro que no podemos hacer fotos del paisaje nevado. Nos conformamos con admirarlo y fijarlo en nuestra memoria. No paramos hasta Lumsden, donde paramos para estirar un poco las piernas y hacer un segundo desayuno. Esto de conducir da un hambre!!!! ;)

De momento el tiempo nos ha respetado mucho, y nos ha acompañado el sol en la mayor parte del viaje. Ojalá todo continúe igual!

Van pasando los kilómetros y hacia las 10 de la mañana ya estamos en Invercargill. La guía del país nos recomienda dar una vuelta por la ciudad y ver 4 puntos clave: la torre de la central de las aguas, la iglesia anglicana de Sant Paul, la estación de tren y poca cosa más…

Además de la iglesia anglicana vemos 4 más de otras tendencias religiosas. Todas son como de casita de muñecas, con una pequeña torre puntiaguda, y rodeadas por un pequeño trozo de césped.

Una hora más tarde emprendemos la marcha hacia Bluff. Es un típico pueblecito portuario, en el que la pesca y el transporte marítimo ha sido y es su principal actividad económica. Nos sorprenden los frescos de barcos luchando contra el mar pintados en las paredes de algunos almacenes que bordean la carretera.

La carretera que cruza el pueblo finaliza en una pequeña placita donde se encuentra una famosa señal. Indica dirección y distancia a un montón de ciudades del mundo, y evidencia el hecho de que estás en un extremo del país. Evidentemente, la cosemos a fotos!!

Más allá de la señal empieza un caminito que te lleva a uno de los famosos faros del país. Es un pequeño paseo de unas 2 horas y media ir y volver. Hacemos un trozo para ver si podemos vislumbrar más fácilmente la Isla Steward, una reserva natural que está frente a la costa de Bluff. Tiene un nubarrón encima que está descargando agua, así que se ve poco. Nos conformamos con eso y al cabo de 40 minutos damos media vuelta. La jornada de hoy es una contrareloj y decidimos invertir el tiempo en comer un poco bien.

A las 11:30 de la mañana nos sentamos en uno de los dos restaurantes de la placita para comer (qué guiris somos, no???). El restaurante es una preciosidad. Está frente al mar y lo regentan un par de mujeres mayores súper amables. Nos pedimos un variado de pescado (calamares rebozados, salmón, gambitas,…) y los típicos mejillones VERDES de Nueva Zelanda.

El platazo es descomunal, y aunque gastronómicamente les daría un par de indicaciones (el aceite de oliva no saben lo que es, y las gambas están muchísimo mejor a la plancha con un poco de sal y limón), la verdad es que lo encontramos todo muy bueno y dejamos los platos relucientes. Para finalizar un té con leche y un chocolate caliente. Para calentarnos un poco de cara al viaje.

Las amables señoras del restaurante nos confirman que no podemos dejar de ver la zona de los Catlins, y que en lugar de subir por la carretera del interior, lo hagamos bordeando el mar. Es un camino lento, pero el paisaje vale la pena. La costa recortada y el mar bravo batiendo las rocas es una gozada.

Paramos en los 4 puntos que nos han recomendado: Curio Bay, Pourpose Bay, Purakaunui Bay y Nugget Point.

En los dos primeros podríamos ver pingüinos y focas, pero lamentablemente no se dejan ver…. :(
Los dos últimos son de lo mejor. En Nugget Point hacemos un paseo de 20 minutos para ver otro de los famosos faros de Nueva Zelanda. Aparece después de un recodo del camino. Precioso!!! Ya es oscuro, pero también nos cebamos a fotos. Veremos qué es lo que sale.

En el camino, sobre las rocas donde baten las olas, retozan unas focas. Parece una madre con sus crías. Algo es algo, al fin vemos un animalito!! Ya es oscuro y el frío arrecia, así que llegamos al coche muertos de frío.

Ya no paramos hasta Dunedin. De todas formas, con el madrugón y con la oscuridad que nos envuelve, nos entra una modorra que nos obliga a parar para echarnos una siestecilla. Tendría que ser de unos 30 minutos, pero nos columpiamos y acaba siendo de una hora. JURL!!!

El camino hasta Dunedin se nos hace eterno y sufrimos un poco para llegar. Afortunadamente nos cuesta poco encontrar el camping y podemos cenar prontito dentro de la caravana (qué malas están las salchichas, por Dios!!!! Ajjjj!!!). El día ha sido largo y nos hemos pegado una paliza monumental. Hoy vamos a romper la cama por la mitad. Seguro!!!

A dormir…. Sssssssssss!!!


Carlos :)

jueves, agosto 31, 2006

13/08/06: Que paren el mundo que me bajo aquí… o qué hace un loro en medio de la nieve!

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Aunque hoy podíamos dormir hasta tarde, el hombre es un animal de costumbres y nos levantamos a las 6:00 como casi todos los días. Raritos somos, no???

Aprovechamos para adelantar cositas como preparar la comida de hoy (par de bocatas por cabeza), adelantar un poco del diario escrito… y qué leches! Que uno se mueve más lento dentro de una caravana!! (Y más accidentado, y si no, mirad las cicatrices de la cabeza de Carlos que va a cuero descubierto!).

El día ha amanecido tapadito, aunque se vislumbra un poco de esperanza con algún rayito de sol. Antes de subir al autobús me percato de un oriundo que va en tejanos y camiseta de manga corta. Supongo que me siento un poco raro a su lado con la camiseta térmica, jersey, polar y chaqueta con forro polar, además de guantes y gorro. Se habrá enterado que estamos a 1 grado o menos??? Va ser que no!!

Durante el trayecto en autocar, el conductor nos va dando algunos datos sobre la zona y su historia. Nos enteramos del 70% y aunque repiten las explicaciones 2 veces, la segunda es en coreano, y lo llevamos bastante peor que el inglés.

Nos dejan bajar del autocar cada 30 minutos más o menos, para hacer algunas fotos y estirar las piernas. Nosotros somos muy impacientes y durante el trayecto no hemos dejado de disparar a través de los cristales del autocar. El paisaje se lo merece con creces. Está todo cubierto por un manto blanco, ya sea de escarcha o de nieve, lo que le da al paisaje un aspecto fantasmagórico pero precioso. Y hablando de nieve, la hay por doquier… menos mal que no hemos venido con la camper!!!!!

En una de las paradas nos sorprende la visión de una especie de… loro??? Qué narices hace un loro en medio de la nieve??? Se ha perdido?? Se llama Keas y es una de las rarezas de Nueva Zelanda. Es un loro de las nieves. Si nos fijamos bien, veremos que en el paisaje nevado también están camufladas palmeras. Si hay palmeras, por qué no va a haber un loro? Digo yo!

Nos volvemos a bajar en la zona de unos pequeños lagos de alta montaña (Mirror Lakes) cuyas aguas tienen un índice de refracción del 90%. Son un verdadero espejo en el que se reflejan las montañas adyacentes. Precioso! El problema es que también tienen un par de patos que han decidido cargarse el índice de refracción y estropear las fotos-espejo. Que alguien los coja y los saque del agua pero ya!!

Tenemos que cruzar la montaña a través de un túnel excavado en la roca. El conductor nos explica que algunos de los trabajadores que se encargaron de la obra murieron de frío durante el proceso. La verdad es que el túnel tiene el tamaño justito para que quepan el autocar y otro coche más, pero sin margen de maniobra. A

Al salir por el otro lado, ya vemos el puerto del fiordo, y sólo nos queda bajar una carreterita muy sinuosa llena de nieve. Menos mal que el autocar lleva un sistema de frenos electromagnéticos y un conjunto de marchar muy cortas. Más puntos para no haber traído la Camper!!! Han pasado 3 horas desde que hemos salido de Te Anau, pero el viaje ha valido la pena.

A las 13:00 zarpa el barco. Todos los del autocar tenemos unas mesas reservadas en el piso superior del crucero. Hay barra libre de cafés y tés, y todavía no hemos zarpado del pequeño muelle que todo el mundo se pone a comer. Nosotros nos zampamos sólo uno de los bocatas y rápidamente salimos a cubierta para dar rienda suelta a nuestras ansias de fotografiarlo todo: cascadas, focas, montañas (la más famosa de ellas el Mitre Peak),…

El barco se acerca a la costa en aquellos puntos en los que hay algo interesante. Las aguas del fiordo están quietas como en un plato de sopa, pero en cuando nos abrimos al mar, las aguas del Mar de Tasman nos demuestan su bravura agitando un poco al barco.

A las 15:00 regresamos a puerto, donde nos recoge el autocar para tomar el regreso a Te Anau. El regreso es mucho más rápido porque no hacemos ninguna parada. También se podría haber hecho en Helicóptero, pero sólo una pareja de australianos se decidió a contratarlo. Nos pasamos medio viaje dormitando, acompañados por el repiquetear de la lluvia. Menos mal, ha aguantado todo el día y no ha descargado hasta el fin del crucero!

Tenemos que hacer la compra en el súper, así que a la llegada a Te Anau nos vamos a comprar, volvemos a pecar en la tienda de souvenirs que está delante de la central de “Real Journeys” y aprovechamos para llamar a casa. Hace un frío importante y nos retiramos pronto. Hoy cena rapidita y a dormir, porque mañana nos tocará madrugar.

Bona nit!!


Carlos :)

12/08/06: Y… salte! (parte 2)

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Tras el chocolate caliente, y el cambio de ropa preceptivo, emprendemos el camino de regreso para la zona de las lanchas. Esta vez el cielo se ha abierto y luce un sol radiante.
Pedimos si es posible adelantar el “paseo” para así ganar un poco de tiempo, y dado que en la próxima salida quedan plazas libres, nos hacen el cambio.

Bajamos a la caseta del chek-in al lado del río, y allí nos equipan con un chubasquero negro y un salvavidas. Vestidos de esa guisa nos avisan que tenemos que esperar un poco hasta la llegada de la lancha. Creemos que vamos a viajar sólo hasta que de repente aparece un autocar que vacía 25 personas más. Maru y yo estamos al principio de la cola por lo que la táctica es conseguir ponernos en primera fila de la barca, justo al lado del conductor. Queremos ver las emociones del “paseo” en primera fila.

Las lanchas tienen capacidad para unas 14 personas, tienen dos poderosos motores que impulsan la barca por la propulsión del agua de “chupan” del propio río. Este sistema de propulsión y el hecho de que no tengan casi quilla, hace que puedan navegar sólo con un palmo de agua, cojan velocidades impresionantes y que estén permanentemente “derrapando”.

Los pilotos están como una chota. Llevan las barcas al límite de las rocas, y ahora entendemos perfectamente porque es peligroso navegar con ellos si llueve y no tienen una perfecta visibilidad. Como se les vaya un poquito el acelerador, acabamos de “Garfield” en cualquier roca del río. Además, les encanta hacer trompos de 360 grados con las barcas y pasar tan cerca de las rocas que el agua que desplazan empapen a los ocupantes de las lanchas. Una autentica gozada para los que nos gusta la velocidad y las emociones fuertes.

A medio “paseo” una nube se pone a descargar granizo cuajadito que no se deshace al contacto con la piel. Y nosotros que nos reíamos de uno de los turistas que viaja con las gafas de esquí puestas. La velocidad, el frío y el granizo no nos deja abrir casi los ojos, las orejas y las mejillas nos duelen un montón golpeadas por pequeñas agujas de hielo. Menos mal que nos quedaba poco. Además, el piloto comunica a la central que se anulan las próximas salidas hasta próxima orden. Qué poquito nos ha faltado!!!!

De todas formas, cuando bajamos de la barca, el sol vuelve a brillar. Está siendo un día de locos en cuanto al tiempo… llueve, sol, llueve, sol, llueve, graniza, sol… Un poti-poti!!!

Visto como esta el tiempo, antes de emprender camino para Te Anau, decidimos pasar por Queenstown otra vez y comprar una capelina para la Maru. No sólo la encontramos, sino que además está más barata que en Barcelona. Cachis!!!

Como queremos llegar lo más pronto posible a destino, pasamos de parar a comer. Así que pasamos el hambre con unos pretzel (empiezan a convertirse en un clásico) y con galletas de naranja y chocolate. La misión es llegar a tiempo para contratar el crucero por los fiordos de Milford Sound para mañana.

La carretera bordea el lago Wakatipu y es imposible no pararse cada dos por tres para hacer fotos. Vuelve a lucir el sol y los colores del paisaje son de flipe!!! Sólo tenemos que poner la cámara de fotos en marcha, encuadrar mínimamente y apretar el disparador para obtener una postal.

No nos podemos entretener, así que continuamos camino y nos adentramos en una zona de llanuras de color paja. Me está venciendo el sueño, así que intercambiamos conductores y llegamos a Te Anau hacia las 17:00.

El primer centro de información ya lo encontramos cerrado. Pero si sólo son las 17:10!!!! En España todavía no habrían vuelto de la siesta!!! Un poco cabreados decidimos entrar en el pueblo y buscar alguna alternativa. Vemos una oficina de “Real Journeys”, uno de los operadores de cruceros de la zona, y nos tiramos de cabeza a ver si están abiertos. Sí!! Estos no cierran hasta las 19:00. Menos mal!!

Contratamos el crucero con viaje en autocar incluido. El paso hasta Milford requiere cadenas y preferimos no arriesgarnos (además no hemos hecho prácticas con ellas). Que se encarguen los profesionales.

Salimos en busca del camping preceptivo y lo encontramos muy fácilmente. Te Anau está justo al lado de un inmenso lago y sólo tenemos que bordearlo un poco para encontrarlo. Dado que la excursión de mañana nos va a ocupar casi todo el día, contratamos 2 noches en el mismo camping. Tenemos suerte pues la verdad es que es muy bonito y tiene unas equipaciones excelentes.

Como es prontito, decidimos salir a dar un paseo que “curiosamente” acabamos en una tienda de souvenirs. Tienen de todo y la VISA acaba “pagando el pato”. Paciencia, ya estaba aVISAda!!!

Después de las compras, y dado el frío “de pistas” que hace en la calle, qué mejor que tomarse una cervecita al lado de una chimenea y sentados en sendos sofás. Esto son vacaciones y lo demás son tonterías!!!

Regresamos al camping y nos preparamos una cena-homenaje ya que no hemos saltado la comida. Hoy toca lacitos con salsa boloñesa. La carne picada saldrá de los 3 filetes que todavía quedan y que Carlos pica a mano con el cutre-cuchillo de la caravana. Santa paciencia!!! El tomate es espeso de la leche, pero al final acaba saliendo una cena de rechupete.

Una vez recogido todo, nos pegamos una DUCHA con agua caliente (así con mayúsculas) que nos deja relajaditos. Además, mañana podremos dormir hasta tarde, puesto que hasta las 09:30 no nos pasa a recoger el autocar. Yupi!!!!

A dormir!!!


Carlos :)

lunes, agosto 28, 2006

12/08/06: Y… salte! (parte 1)

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Nos despertamos a las 5:00 con el repiqueteo de la lluvia sobre la autocaravana. Dos días de sol seguidos ya es demasiada suerte.

Después de arreglar un poco el gitaneo de la ropa colgada (se ha secado toda) y desayunar, nos vamos a por el primer reto del día.

A pesar del mapa que nos han hecho en el centro de información, nos cuesta un poco encontrar el camino correcto al centro de “Shotover Jet”. Llegamos hacia las 9:00 y ha dejado de llover. El río es espectacular, envuelto por un par de paredes de roca muy cerradas y con puntos en los que no tiene que haber más de un palmo de agua. Nos parece increíble que una barca consiga pasar por ahí y menos a toda velocidad!!!

Nos queda media hora para la salida de nuestro “paseo” por lo que nos entretenemos en la tienda de souvenirs (lo dicho, la VISA sufrirá mucho en este viaje! De hecho, mis dos VISAS personales ya han dejado de funcionar. Tienen que introducir los números a mano cada vez :(

A la hora, bajamos a la cabañita que las lanchas tienen al lado del río para hacer el “check-in” (ponerte un chubasquero y un salvavidas). Empieza a caer unas cuantas gotas y oímos por la emisora de radio como uno de los pilotos se pone en contacto con el de la cabaña. Nuestro “paseo” se cancela!!!! Ein?? Si nos vamos a mojar igual… por qué paran el tema por cuatro gotas??? La explicación que nos dan es que los pilotos no pueden ver con claridad las referencias si está lloviendo y eso es peligroso.. . Mariconadas!!! (después veremos que no!!).

Retrasamos el paseo hasta las 13:00 para que así tenga tiempo del Bungy. Allí se salta igual haga el tiempo que haga… no valen excusas!!!

Llegamos en 30 minutos al “Karevau Bridge”, el puente sobre el río Shotover donde se realiza el Bungy. La vista es espectacular!! Son 43 metros de caida sobre las aguas verdes y transparentes del río…

En el mostrador de recepción te hacen deshacerte de todo aquello que pueda caer (gafas, monedas, tarjetas…), que no quieras que se dañe (reloj, colgantes…) o que quieras dar en testamento… :S

Te pesan (90 kilos todo vestido!), lo apuntan en rotulador indeleble en una mano y te hacen firmar un documento que los exime de cualquier responsabilidad… Uy, uuuuyyyy, uuuuuuuyyyyyyyy!!!!

Finalmente te preguntan si quieres llegar a entrar en el río (y mojarte, evidentemente!) o con el salto al vacío ya tienes bastantes emociones por hoy. Decido que ya puestos, pues de cabeza al río, no???? A eso se le llama tener las “ideas frescas”!! ;)

Te permiten acceder a la escalera que da acceso al puente. El paseo hasta la cabañita desde donde se ejecutan los saltos me hace pensar en las pelis del oeste y el camino de los reos hasta el cadalso… vaya follón en el que me he metido!!

El ánimo de los monitores que controlan el cotarro me tranquiliza mucho. Mientras, Maru se ha dirigido a una terraza que hay al lado del río para inmortalizar el momento con unas instantáneas. Para que los de casa tengan constancia, vamos!

Al parecer me toca la cuerda 18… pos fale! Me pongo un arnés, me hacen tumbarme en el suelo de la plataforma donde me atan las dos piernas juntas y me sujetan a las cuerdas (son concienzudos y además me ponen una toalla para que las cuerdas no me hagan daño en las piernas). En un plis plas estoy pegando saltitos para acercarme al borde del abismo…

… últimas instrucciones (saltar hacia fuera, NO hacia dentro!!! Y juntar los brazos para proteger la cabeza al entrar en el río. Chupao!!). Saluda a la cámara y a la gente que te está mirando y ala…. tu mismo!!

Maru está cargada con mi chaqueta, la bolsa de la cámara, la bolsa de souvenirs, la cámara…

A saaaaaaaaaalllllllllllttttttttttttttaaaaaaaaaar!!!!

Joder, he saltado y estoy en el aire… MMMMMIIIIIIIIIIIIIIEEEEEEEEEERRRRRDDDDAAAAAAA!!!!!

He cogido a Maru por sorpresa que todavía no se cree que haya saltado. Coño, las fotos!!!! Se pone a disparar como una loca y me pilla entrando en las aguas del río.

Coño que fría está el agua. La entrada no ha sido para ganar una medalla en las olimpiadas pero bastante tengo con las imágenes que he visto. El tirón no ha sido tan brutal como me lo esperaba y de hecho cuando he entrado en el agua, ya estaba casi frenado. Ahora me queda un rato de pendular sobre el río y de ir reabsorviendo toda la adrenalina que he generado!!! FLIIPPAA!!!

Una barquita viene a por mi y me acerca una vara para que me coja. Poco a poco ceden las cuerdas y me tumbo sobre la barca. Estoy riéndome todavía!! Supongo que son los nervios!!! Ha sido acojonante!!!

Sólo me queda subir las escaleras que me devuelven al centro. A medio camino me encuentro a Maru. Todavía esta alucinando de que haya saltado!!! Me enseña las fotos. Un poco de lejos pero algo es algo. Está lloviendo, sopla airecito y dado que estoy empapado de medio cuerpo para arriba, decido quitarme polar y camiseta y ponerme sólo el abrigo. Rápido para arriba y a tomarse un chocolate caliente.

Los del Bungy lo tienen súper bien montado. Ellos han hecho fotos y un vídeo para que puedas rememorar el salto tantas veces como quieras. Evidentemente lo compro. Es una pasta, pero no sé cuántas veces voy a volver a saltar en mi vida… Además, te dan un diploma de “loco” oficial y una camiseta. No está mal, no??


Carlos :)

P.D.: no se vayan todavía que aún hay más!!!

11/08/06: Paseo por dentro de una postal!

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Otra falsa alarma con el despertador nos ha levantado a las 2:00. Vuelta a dormir y finalmente nos levantamos a las 6:00, todavía de noche.
Descargamos finalmente todas las fotos de las cámaras en la Ipod y a desayunar. El día se ha levantado tapadito, por lo que no hemos podido disfrutar del famoso amanecer de Nueva Zelanda… :(

Hasta las 9:30 no salimos para el lago Wanaka. Finalmente el día se ha aclarado, así que decidimos dar un paseo bordeando un trozo del lago para disfrutar del paisaje. Aunque el recorrido se supone que es de 35’, tardamos más del doble ya que a cada momento nos paramos para hacer alguna foto. Parece sacado de una postal.

Después del lago Wanaka nos dirigimos al lago Hawea, que lo observamos desde el coche y haciendo alguna parada, pero sin bordearlo a pie, puesto que no encontramos ningún camino marcado. Otras chorrocientas fotos para intentar captar la maravilla del paisaje.

Decidimos ir a Queenstown a través de Cromwell y siguiendo la cuenca del río Shotover, puesto que la gente del camping del día anterior nos comentaron que por aquí encontraríamos un gran súper de la cadena New World. Necesitamos comprar puesto que las reservas de la nevera empiezan a escasear.

Puesto que el hambre todavía no aprieta gracias a los pretzel que vamos devorando por el camino (empiezan a convertirse en una adicción!!!) decidimos pararnos en un centro minero al lado del río Shotover. Es un antiguo pueblo de buscadores de oro que ahora está reconvertida en atracción turística. Además tiene una pequeña cafetería donde aprovechamos para comernos los bocatas que hemos preparado y reponernos del frío que hace (y eso que el sol calienta mucho!).

Después de comer seguimos la ruta y como me coge un sueño criminal, dejo el volante en manos de Maru. Al cabo de un buen rato me despierta. Después de pasar por una zona plagada de viñedos ha decidido para en uno de ellos que tiene un edificio muy curioso: Peregrine Wines.

Hacen desgustación y venta de vinos propios y nos animamos a probar tanto negros como blancos. Los negros no nos convencen a ninguno de los dos. A pesar de tener ya más de 5 años en botella, les falta cuerpo y los encontramos un poco ácidos (nos ha abierto un par de botellas, por lo que es probable que necesitaran tiempo para oxigenarse). En cambio, los blancos se nos antojan más acertados. Decidimos comprar un par de botellas del más seco, que serán un buen souvenir para los de casa.

A las 19:30 llegamos a Queenstown. Es una especie de Andorra la Vella, una ciudad para esquiadores y deportes de aventura (el 90% de la gente visten de snowboarders) que bulle con una actividad frenética a esa hora del día.

Salimos a dar una vuelta y estirar las piernas, y paramos a tomarnos una cervecita en un local que tiene una enorme chimenea de madera en el centro. Aprovechamos el parón para decidir las actividades de mañana y contratarlas en uno de los centros de información que hemos visto durante el paseo.

Los dos queremos dar una vuelta en las lanchas rápidas que pasan por el río Shotover y yo quiero probar el Bungy (el “puenting” de este lado del mundo), así que contratamos un combo más un paseo en lancha. Maru todavía no se cree que salte, pero el recibo de la VISA dice que al menos se ha pagado… :S

Compramos una cámara acuática para hacer fotos durante el paseo en la lancha, puesto que no nos queremos arriesgar a llevar ninguna de las digitales.

Regresamos al camping y hacemos una cena a base de los filetes (llenos de nervios y grasa. Puaj!!). Durante la cena decidimos reorganizar los días en la isla sur y retrasar el ferry a la isla norte.

Hacemos una colada, y como no hay manera de que se seque (nos hemos equivocado al echar las monedas y hemos desperdiciado pasta en una secadora vacía. Bufff… :( tenemos que montar un tenderete gitano dentro de la autocaravana. Peaso de follón que bien vale una foto. Qué cutres somos!!!

Bona nit, que mañana vienen emociones fuertes!!!!


Carlos :)

sábado, agosto 26, 2006

10/08/06: Alucina con el helicóptero pero quédate sin botas!

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A.D.: el ritmo diario es muy intenso y, aunque tenemos puntos de Internet de pago por doquier, no tenemos tiempo para conectarnos. Así que de momento, voy a ir escribiendo el blog en una hoja de Word de la ETEN y cuando pueda, me conectaré para pasarlo a Internet. Pondré la fecha en el título de la entrada del blog para saber a qué día corresponde.


El despertador suena a la 1:30 de la mañana. He puesto la alarma del reloj y ha cogido la hora española. M•$%&/=!!! De todas formas, hace un frío de la leche y aprovechamos para poner el calefactor. A dormir otra vez!!

Nos levantamos a las 6:00 h, esta vez calentitos y con la sensación de estar más descansados. Nos olvidamos de comprar jabón de platos y algo de café, té o Colacao para el desayuno, así que lo “churrimangamos” del área común del camping (está para esto). Un buen desayuno (kivis, zumo de naranja, tostadas con mantequilla y mermelada, y un vaso de leche) y estamos listos para salir otra vez a la carretera. Al Monte Cook!

El día es increíble. Está totalmente despejado y nos alegramos del palizón del día de ayer. Las vistas hasta llegar al lago Tekapo son impresionantes. Si esto va a ser la tónica del viaje, que paren el mundo que yo me bajo aquí!

El primer sitio en el que preguntamos para volar, nos dice que no tiene salida hasta las 15:00 h y que de momento no tiene más reservas, por lo que es posible que nos toque pagar recargo. Buff!! De todas formas reservamos y decidimos aprovechar el tiempo y acercarnos al Monte Cook (a 1,5 horas de donde estamos).

Cuesta no parar y hacer 200 fotos (que hacemos de todas formas). Algunas directamente desde el coche. Espero que no salgan movidas, porque Maru todavía no controla mucho la cámara nueva.

A las 11:30 llegamos a Monte Cook, que más que un pueblo tiene pinta de estación de esquí venida a más y perfectamente integrada con el paisaje. Aunque queríamos hacer algún trekking corto, viendo la cantidad de nieve que nos rodea, decidimos entrar en el punto de información para que nos expliquen. También tienen chorrocientos folletos, así que preguntamos por las salidas en helicóptero. Hay una disponible para las 13:00 de 45 minutos (la más cara) que sale directamente de aquí. Nos combiene más porque ahorramos casi 2 horas de viaje en caravana, así que nos decidimos y la contratamos ya. El tiempo que falta hasta la salida lo matamos a base de souvenirs. Ay la VISA, lo que va a sufrir! (por cierto, la mía ya no funciona. El móvil la habrá magnetizado! :(

Al helicóptero subimos con lo justo. Caben 6 personas justitas (por cierto que nos encontramos a una pareja de españoles de Tenerife-Madrid). Nos pesan por parejas para equilibrar el aparato. Tras las instrucciones de seguridad de rigor (ni acercarse a la mitad trasera del helicóptero), nos ubican en el asiento de atrás. La sensación del despegue es brutal. Como si te cogieran por detrás del cuello del jersey y tiraran para arriba. La cúpula del helicóptero nos permite ver perfectamente el paisaje que nos rodea. Entiendo un 60% de las explicaciones del piloto, que acaba aterrizando sobre una ladera nevada de uno de los picos. Alucinante!!! Nieve virgen. Se me hunde casi toda la bota en nieve. Es una gozada!

No nos damos cuenta y ya ha pasado casi una hora. Aterrizamos y cogemos el coche para seguir viaje hacia la zona de los lagos. Como tenemos hambre y son las 14:30, paramos a comer en Twizel, en una especie de Bar-Cafetería que se nos antoja monín: “Poppies Café”.

Qué suerte!! El local es precioso, la gente súper amable y acabamos comiendo un enorme codillo de cordeno rustido, con puré de patata y ensalada en unos sofás al lado de una chimenea. Precioso!!! Además muy bien de precio (58 $NZ los dos, con cervezas incluidas).

Me doy cuenta que ando mal y que me duele el tobillo. M”•$%&?!!! Se me ha roto la suela de la bota de trekking. No hay relleno de espuma o lo que sea. Están para tirar. BUFFF!! Decido guardarlas hasta el final del viaje, no sea caso que algún día tenga algún contratiempo con las bambas de trekking y no tenga nada para ponerme!!

Nos vuelve a coger sueño y tenemos que parar como el día anterior. Eso de ir con la caravana te permite tumbarte en cualquier lado. Nos despistamos y esta vez hacemos una siesta de más de media hora. Se nos ha hecho oscuro y sufrimos para llegar al camping. En cuanto se oscurece, se nos cierran los ojos. Habrá que conducir de día!!!

Decidimos pararnos en Wanaka, el pueblo más cercano a lo que queremos ver y que tiene camping del “Top-10”. Pasamos por un súper para comprar lo que nos falta y preguntamos por un centro de Internet. Tenemos que vaciar la Ipod para utilizarla como disco duro y descargar las chorrocientas fotos que hemos hecho durante el día. Encontramos uno súpercompleto, lleno de freakis (más que yo, que ya es decir!!!). De los 40 GB de la máquina, dejamos sólo 3 con música y el resto lo dejamos para fotos. Nos hemos pasado casi una hora aquí dentro.

Cenamos algo rápido (la comida ha sido de campeonato) e intentamos llamar a casa. No hay manera. Ninguno de los dos se acuerda de las explicaciones que nos dieron cuando compramos la tarjeta de prepago. Mañana habrá que preguntar cómo se hace!!

Despertador a punto, calefactor enchufado (esta vez ya no nos planteamos dormir sin él) y a dormir!!!


Carlos :)