20/08/06: Los volcanes no huelen a rosas precisamente!!!
Hemos dormido a pierna suelta, y no nos hemos levantado hasta las 7:30. Qué delicia dormir así!!!
Tenemos todo un día por delante para visitar Rotorua, además de la cena maorí. Por lo tanto, después de desayunar y tomar una ducha como Dios manda, la primera parada será la Oficina de Turismo para reservar la cena. De los 3 sitios que organizan eventos de este estilo, el que nos hace más gracia y nos han recomendado más es el “Tamaki Maori Village”, así que nos quedamos con él. Conjuntamente con la cena, nos regalan entradas para el centro geotermal “Hell’s Gate”, que es lo que primero visitaremos.
Está lloviznando un pelín (estamos teniendo peor tiempo en la Isla Norte que el que tuvimos en la Sur. Cachis!!!) pero esperemos que aguante todo el día para poder ver la ciudad tranquilos.
A medida que nos acercamos a “Hell’s Gate” se empieza a notar un olor de huevos podridos en el aire. Son las emanaciones de azufre habituales en cualquier zona volcánica. Ya en la entrada, nos dan un mapa del recorrido que vamos a realizar, y en español (es la primera vez en todo el viaje que nos encontramos indicaciones la lengua de Cervantes. Qué alegría!!!).
El camino a seguir está muy delimitado, cosa que es de agradecer, teniendo en cuenta que algunas de las aguas están a más de 90 grados, y en otras el barro alcanza casi los 120 grados. Como para salirse un poco del camino, no?????
Vamos a paso ligero, ya que el olor es nauseabundo y Maru lo pasa fatal. Además, aunque la zona y el paisaje son curiosos, al cabo de un rato resultan monótonos. Además, con el día tapado que tenemos hoy, ni siquiera conseguiremos hacer fotos chulas. No sopla demasiado viento y todos los vapores que emana la tierra se quedan pegados al suelo, dando al paisaje un aspecto fantasmagórico. Menos mal que las entradas han sido de regalo, porque si las llegamos a pagar la decepción habría sido mayúscula. Para colmo de males, tampoco vemos ninguno de los géiseres que aparecen en el folleto. Será que como hace frío se quedan bajo tierra??? ;)))
Justo al acabar el recorrido nos encontramos lo que de forma unánime hemos considerado lo mejor del centro geotermal: un taller de talla maorí.
En él, un maorí nos ha enseñado cómo se realiza la talla maorí y nos ha dado un trozo de madera con un dibujo para que lo probemos nosotros mismos. Ha sido muy didáctico y nos ha permitido valorar más las tallas que hemos visto hasta ahora. Es harto difícil realizar surcos de forma homogénea y siguiendo las líneas establecidas. Además, hemos conseguido unos souvenirs chulísimos (como no me decidía por el dibujo, le he puesto un poco de morro y en lugar de uno me he hecho 2). Nos los barnizan y después de que se sequen un poco, incluso nos dan unos sobres para que los guardemos. Brutal!!!
La siguiente parada ya es para visitar el centro de Rotorua. Por lo que dice la guía, es una ciudad con muchos centros de artesanía, por lo que Maru ya está afilando la VISA. Aparcamos en una zona azul, cerca de una calle peatonal y muy comercial. Afortunadamente, hoy es domingo y no se paga. Buffff!!
Va lloviznando a ratos, y agradecemos que la calle tenga pórticos, porque nos permite ir viendo cosas tranquilamente sin preocuparnos si nos mojamos. Las tradiciones y estética maorí impregnan todo lo que vemos, pero la verdad es que todo es demasiado turístico. Y para rematar, los centros de artesanía local tienen un precio de aúpa.
Entre una cosa y otra se hace la hora de comer, y después de dar mil vueltas, nos decidimos por un japonés (Yamato). El local es de madera con unas mesas enormes, incluso para dos personas. Nos ponemos morados (a pesar de los palillos!!), y para acabar, nos obsequian con unos vasos de té verde. Hacemos un poco de tiempo porque fuera está lloviendo de mala manera. Y como que no nos vamos, los del restaurante no paran de traernos té. Y además la comida nos sale baratísima (40 $NZ los dos!!!). Un diez de local!!!
Damos alguna vuelta más por el centro, pero como ya estamos artos de tiendas turísticas, decidimos coger la caravana y explorar otros lares. Nos vamos a la llamada “casa del gobernador”, un palacete con unos jardines enormes. La construcción es muy chula y del estilo colonial inglés. Los jardines tienen varios campos de hierba donde, a pesar de la lluvia, unos jubilados juegan al “croquet”. En otra parte de los jardines, otros grupos de gente se entretienen jugando a la petanca. Todo como muy inglés.
En uno de los extremos del jardín, dentro de un estanque, vemos al primer Pukeko del viaje. El Pukeko es otro de los animales autóctonos de NZ y se caracteriza por ser de un brillante azul oscuro con el pico y las patas de color rojo. De dibujos animados, vaya!!!
A media tarde decidimos ir hacia el camping para prepararnos para la cena. Aunque en una primera instancia habíamos pensado en cambiar de camping (no mata!) al final hemos repetido puesto que es el que se encuentra más cerca de la ruta que tenemos que seguir mañana.
... pero eso ya será en otra entrada
Carlos :)
Tenemos todo un día por delante para visitar Rotorua, además de la cena maorí. Por lo tanto, después de desayunar y tomar una ducha como Dios manda, la primera parada será la Oficina de Turismo para reservar la cena. De los 3 sitios que organizan eventos de este estilo, el que nos hace más gracia y nos han recomendado más es el “Tamaki Maori Village”, así que nos quedamos con él. Conjuntamente con la cena, nos regalan entradas para el centro geotermal “Hell’s Gate”, que es lo que primero visitaremos.
Está lloviznando un pelín (estamos teniendo peor tiempo en la Isla Norte que el que tuvimos en la Sur. Cachis!!!) pero esperemos que aguante todo el día para poder ver la ciudad tranquilos.
A medida que nos acercamos a “Hell’s Gate” se empieza a notar un olor de huevos podridos en el aire. Son las emanaciones de azufre habituales en cualquier zona volcánica. Ya en la entrada, nos dan un mapa del recorrido que vamos a realizar, y en español (es la primera vez en todo el viaje que nos encontramos indicaciones la lengua de Cervantes. Qué alegría!!!).
El camino a seguir está muy delimitado, cosa que es de agradecer, teniendo en cuenta que algunas de las aguas están a más de 90 grados, y en otras el barro alcanza casi los 120 grados. Como para salirse un poco del camino, no?????
Vamos a paso ligero, ya que el olor es nauseabundo y Maru lo pasa fatal. Además, aunque la zona y el paisaje son curiosos, al cabo de un rato resultan monótonos. Además, con el día tapado que tenemos hoy, ni siquiera conseguiremos hacer fotos chulas. No sopla demasiado viento y todos los vapores que emana la tierra se quedan pegados al suelo, dando al paisaje un aspecto fantasmagórico. Menos mal que las entradas han sido de regalo, porque si las llegamos a pagar la decepción habría sido mayúscula. Para colmo de males, tampoco vemos ninguno de los géiseres que aparecen en el folleto. Será que como hace frío se quedan bajo tierra??? ;)))
Justo al acabar el recorrido nos encontramos lo que de forma unánime hemos considerado lo mejor del centro geotermal: un taller de talla maorí.
En él, un maorí nos ha enseñado cómo se realiza la talla maorí y nos ha dado un trozo de madera con un dibujo para que lo probemos nosotros mismos. Ha sido muy didáctico y nos ha permitido valorar más las tallas que hemos visto hasta ahora. Es harto difícil realizar surcos de forma homogénea y siguiendo las líneas establecidas. Además, hemos conseguido unos souvenirs chulísimos (como no me decidía por el dibujo, le he puesto un poco de morro y en lugar de uno me he hecho 2). Nos los barnizan y después de que se sequen un poco, incluso nos dan unos sobres para que los guardemos. Brutal!!!
La siguiente parada ya es para visitar el centro de Rotorua. Por lo que dice la guía, es una ciudad con muchos centros de artesanía, por lo que Maru ya está afilando la VISA. Aparcamos en una zona azul, cerca de una calle peatonal y muy comercial. Afortunadamente, hoy es domingo y no se paga. Buffff!!
Va lloviznando a ratos, y agradecemos que la calle tenga pórticos, porque nos permite ir viendo cosas tranquilamente sin preocuparnos si nos mojamos. Las tradiciones y estética maorí impregnan todo lo que vemos, pero la verdad es que todo es demasiado turístico. Y para rematar, los centros de artesanía local tienen un precio de aúpa.
Entre una cosa y otra se hace la hora de comer, y después de dar mil vueltas, nos decidimos por un japonés (Yamato). El local es de madera con unas mesas enormes, incluso para dos personas. Nos ponemos morados (a pesar de los palillos!!), y para acabar, nos obsequian con unos vasos de té verde. Hacemos un poco de tiempo porque fuera está lloviendo de mala manera. Y como que no nos vamos, los del restaurante no paran de traernos té. Y además la comida nos sale baratísima (40 $NZ los dos!!!). Un diez de local!!!
Damos alguna vuelta más por el centro, pero como ya estamos artos de tiendas turísticas, decidimos coger la caravana y explorar otros lares. Nos vamos a la llamada “casa del gobernador”, un palacete con unos jardines enormes. La construcción es muy chula y del estilo colonial inglés. Los jardines tienen varios campos de hierba donde, a pesar de la lluvia, unos jubilados juegan al “croquet”. En otra parte de los jardines, otros grupos de gente se entretienen jugando a la petanca. Todo como muy inglés.
En uno de los extremos del jardín, dentro de un estanque, vemos al primer Pukeko del viaje. El Pukeko es otro de los animales autóctonos de NZ y se caracteriza por ser de un brillante azul oscuro con el pico y las patas de color rojo. De dibujos animados, vaya!!!
A media tarde decidimos ir hacia el camping para prepararnos para la cena. Aunque en una primera instancia habíamos pensado en cambiar de camping (no mata!) al final hemos repetido puesto que es el que se encuentra más cerca de la ruta que tenemos que seguir mañana.
... pero eso ya será en otra entrada
Carlos :)


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