23/08/06: esto se acaba!
Iniciamos el camino hacia Auckland, que está a unos 200 km de aquí. Salimos con el tiempo un poco justo, ya que nos entretenemos llamando a nuestras casas (después de algunos días, ya tocaba).
El viaje es ameno, carreteritas locales, autopistas, y todo muy variopinto (incluyendo atascos de tráfico). Lo primero que queremos ver a llegar a Auckland, es el SkyTower, el símbolo de la ciudad. Pero antes, tenemos que aparcar el bicho. En la maniobra, y después de un montón de días conduciendo, le doy un viaje un viaje retrovisor. ¡Qué espectáculo, esperar al último día para eso! En fin, hemos conseguido aparcar cerca, y nos vamos para allá.
Aceptan carnet estudiante y lo mejor, no lo miran! Maru se sirve de él para ahorrarse unos dólares en la entrada, pero a mí, ya nadie me toma por un estudiante. Subimos a los dos miradores que hay en el edificio, a diferentes alturas. En el ascensor, nos encontramos con un tío que tiene la misma pinta Alonso (el piloto de F1) que iba a saltar desde la torre. Nada menos que 134 m de espacio libre hasta el suelo. ¡Flipa!
Saliendo del SkyTower, seguimos el recorrido por la ciudad. Encontramos un pollo de cuidado por la calle principal, debido al funeral de la reina maorí. La Queen Street es como rambla Cataluña, llenito a rebosar de tiendas.
Como ya llevamos un buen rato caminando y después de ver algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, paramos para almorzar en un local. Mirando la guía nos damos cuenta que estamos "casualmente" en una de las calles más "in" de la ciudad, estilo del Born de Barcelona.
El local es una taberna inglesa donde hacen menú de mediodía, por el fantástico precio de 10$ NZ el plato (o sea, 5 €!). Lo que más sube es la bebida, pero todo y con eso, es de risa. Comemos bien y salimos algo tajillas.
Mientras comíamos, hemos mirado la guía y nos toca ir hacia el puerto y alrededores. De camino, y después de 15 días, encuentro los "save caps" que tanto buscaba (los había visto en Te Anau). Arrasamos con todos los que quedaban en la tienda. Maru idem.
Por cierto, estamos arrastrando desde Dunedín el calcetín de los "All Blacks", para cambiarlo finalmente aquí. La promoción era verdad, nos dan la pareja! A ver si aprenden en España a montar una promoción que genere tráfico entre diferentes tiendas.
Bordeamos todo el puerto, y además de admirar el paisaje, vamos mirando restaurante saber dónde cenamos hoy. Hacemos cantidad de fotos puesto que la bahía es preciosa, y llena de veleros. Con razón la llaman la capital del mundo del yatching! Además de todo el glamour que transmiten los barcos y locales del puerto, también vemos un hotelazo que resulta ser el Hilton Auckland, ¡impresionante!
Estamos abandonando el puerto, vemos como un espontáneo se lanza al agua desde el muelle al mar. Qué frío y qué espaldarazo se ha dado el pobre!
De vuelta al parking de la camper, cogemos una calle paralela a Queen Street en la que lamentablemente, no había nada que ver. Caen algunas compras más, pero estamos molidos y paramos a tomarnos un "hot chocolate" en una cafetería, y de paso a actualizar el diario del viaje. El local es muy chulo y cuidan mucho los detalles. Nos llegan a dibujar la hoja del helecho (símbolo del país) en la espuma de la leche. Toma ya habilidad!! Nos pasamos un buen rato escribiendo y pegando cosas en el diario.
Saliendo de allí, la intención es ir al Museo de la Guerra, y después, al camping a preparar las maletas. Cogemos la camper y revisamos el pedazo de rayote. JOR, qué mala leche! (lo único que lo disculpa es la dificultad de la maniobra y lo estrecha que era la salida).
Hemos pillado la hora de salida del trabajo y el tráfico está a tope. Llegamos al museo a las 17:30 y, ohhhh!... cerraban a las 17 horas. De todas formas, el edificio es muy bonito, y como pillamos la puesta de sol, aprovechamos para hacer algunas fotos. Para otra vez que tengamos que venir (cuándo?) tenermos que tener en cuenta que el sitio está lejos, y por tanto que preveer la visita con más tiempo.
La siguiente odisea será encontrar el camping, que está a las afueras de Auckland y relativamente cerca del aeropuerto. Al final no nos hemos quedado en Auckland City a cenar, porque nos combiene más para la logística de preparar las maletas y para mañana devolver la camper a tiempo. Ya se ha hecho de noche y la cosa está más difícil para orientarse y dar con él. Después 10.000 vueltas, lo encontramos. Está repleto de campers y de españoles (¡cómo se nota que todos nos vamos mañana!). Aprovechamos el registro para preguntar al dueño del camping dónde está el aeropuerto y también dónde cenar.
Parece que el aeropuerto está cerquita y está bien indicado (o al menos eso dicen los de aquí, claro! Mañana ya se verá).
Empezamos a recoger (probablemente lo más triste del viaje): lo primero la maleta de Maru y organizar todos los "souvenirs" (salen hasta de debajo de las piedras!). Menos mal que se compró un petate. El resto es cosa de distribuirlo entre la maleta gigante de Carlos y la otra maleta de Maru. Increíble, ha cabido todo!
Acabadas ambas maletas y el petate, y vista la hora, nos vamos a cenar al restaurante que nos han recomendado. A pesar de que justo al lado del camping hay un buffet, el dueño del camping nos ha recomendado que vayamos a otro. Al pasar, le damos la razón. La verdad es que no apetece mucho quedarse el buffet. Seguimos andando, y un ratito más allá, encontramos el que nos habían dicho: Lone Star.
Es de maderita, de corte americano, pero mola cantidad. Está ambientado y tiene una hoguerita, guai! Nos pedimos unos nachos de entrante y casi ya comemos. ¡Qué cantidades! Luego tocaban una ensalada y cordero (para variar!) pero no conseguimos acabarlo y eso que le hemos echado algunas cervecitas...
Nos retiramos rodando, y menos mal que tenemos que andar un ratito porque al menos nos sirve para bajar un poco la cena. Acabamos de ultimar tonterías, como cargar baterías y descargar las cámaras, y a dormir!
Mañana tenemos que devolver la camper antes de las 10, pero por si acaso, nos levantaremos prontito y nos iremos antes. Que nos conocemos y seguro que por algun sitio nos perdemos...
Esto se ha acabado!! Snifff, snifff...
Buenas noches!!
El viaje es ameno, carreteritas locales, autopistas, y todo muy variopinto (incluyendo atascos de tráfico). Lo primero que queremos ver a llegar a Auckland, es el SkyTower, el símbolo de la ciudad. Pero antes, tenemos que aparcar el bicho. En la maniobra, y después de un montón de días conduciendo, le doy un viaje un viaje retrovisor. ¡Qué espectáculo, esperar al último día para eso! En fin, hemos conseguido aparcar cerca, y nos vamos para allá.
Aceptan carnet estudiante y lo mejor, no lo miran! Maru se sirve de él para ahorrarse unos dólares en la entrada, pero a mí, ya nadie me toma por un estudiante. Subimos a los dos miradores que hay en el edificio, a diferentes alturas. En el ascensor, nos encontramos con un tío que tiene la misma pinta Alonso (el piloto de F1) que iba a saltar desde la torre. Nada menos que 134 m de espacio libre hasta el suelo. ¡Flipa!
Saliendo del SkyTower, seguimos el recorrido por la ciudad. Encontramos un pollo de cuidado por la calle principal, debido al funeral de la reina maorí. La Queen Street es como rambla Cataluña, llenito a rebosar de tiendas.
Como ya llevamos un buen rato caminando y después de ver algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, paramos para almorzar en un local. Mirando la guía nos damos cuenta que estamos "casualmente" en una de las calles más "in" de la ciudad, estilo del Born de Barcelona.
El local es una taberna inglesa donde hacen menú de mediodía, por el fantástico precio de 10$ NZ el plato (o sea, 5 €!). Lo que más sube es la bebida, pero todo y con eso, es de risa. Comemos bien y salimos algo tajillas.
Mientras comíamos, hemos mirado la guía y nos toca ir hacia el puerto y alrededores. De camino, y después de 15 días, encuentro los "save caps" que tanto buscaba (los había visto en Te Anau). Arrasamos con todos los que quedaban en la tienda. Maru idem.
Por cierto, estamos arrastrando desde Dunedín el calcetín de los "All Blacks", para cambiarlo finalmente aquí. La promoción era verdad, nos dan la pareja! A ver si aprenden en España a montar una promoción que genere tráfico entre diferentes tiendas.
Bordeamos todo el puerto, y además de admirar el paisaje, vamos mirando restaurante saber dónde cenamos hoy. Hacemos cantidad de fotos puesto que la bahía es preciosa, y llena de veleros. Con razón la llaman la capital del mundo del yatching! Además de todo el glamour que transmiten los barcos y locales del puerto, también vemos un hotelazo que resulta ser el Hilton Auckland, ¡impresionante!
Estamos abandonando el puerto, vemos como un espontáneo se lanza al agua desde el muelle al mar. Qué frío y qué espaldarazo se ha dado el pobre!
De vuelta al parking de la camper, cogemos una calle paralela a Queen Street en la que lamentablemente, no había nada que ver. Caen algunas compras más, pero estamos molidos y paramos a tomarnos un "hot chocolate" en una cafetería, y de paso a actualizar el diario del viaje. El local es muy chulo y cuidan mucho los detalles. Nos llegan a dibujar la hoja del helecho (símbolo del país) en la espuma de la leche. Toma ya habilidad!! Nos pasamos un buen rato escribiendo y pegando cosas en el diario.
Saliendo de allí, la intención es ir al Museo de la Guerra, y después, al camping a preparar las maletas. Cogemos la camper y revisamos el pedazo de rayote. JOR, qué mala leche! (lo único que lo disculpa es la dificultad de la maniobra y lo estrecha que era la salida).
Hemos pillado la hora de salida del trabajo y el tráfico está a tope. Llegamos al museo a las 17:30 y, ohhhh!... cerraban a las 17 horas. De todas formas, el edificio es muy bonito, y como pillamos la puesta de sol, aprovechamos para hacer algunas fotos. Para otra vez que tengamos que venir (cuándo?) tenermos que tener en cuenta que el sitio está lejos, y por tanto que preveer la visita con más tiempo.
La siguiente odisea será encontrar el camping, que está a las afueras de Auckland y relativamente cerca del aeropuerto. Al final no nos hemos quedado en Auckland City a cenar, porque nos combiene más para la logística de preparar las maletas y para mañana devolver la camper a tiempo. Ya se ha hecho de noche y la cosa está más difícil para orientarse y dar con él. Después 10.000 vueltas, lo encontramos. Está repleto de campers y de españoles (¡cómo se nota que todos nos vamos mañana!). Aprovechamos el registro para preguntar al dueño del camping dónde está el aeropuerto y también dónde cenar.
Parece que el aeropuerto está cerquita y está bien indicado (o al menos eso dicen los de aquí, claro! Mañana ya se verá).
Empezamos a recoger (probablemente lo más triste del viaje): lo primero la maleta de Maru y organizar todos los "souvenirs" (salen hasta de debajo de las piedras!). Menos mal que se compró un petate. El resto es cosa de distribuirlo entre la maleta gigante de Carlos y la otra maleta de Maru. Increíble, ha cabido todo!
Acabadas ambas maletas y el petate, y vista la hora, nos vamos a cenar al restaurante que nos han recomendado. A pesar de que justo al lado del camping hay un buffet, el dueño del camping nos ha recomendado que vayamos a otro. Al pasar, le damos la razón. La verdad es que no apetece mucho quedarse el buffet. Seguimos andando, y un ratito más allá, encontramos el que nos habían dicho: Lone Star.
Es de maderita, de corte americano, pero mola cantidad. Está ambientado y tiene una hoguerita, guai! Nos pedimos unos nachos de entrante y casi ya comemos. ¡Qué cantidades! Luego tocaban una ensalada y cordero (para variar!) pero no conseguimos acabarlo y eso que le hemos echado algunas cervecitas...
Nos retiramos rodando, y menos mal que tenemos que andar un ratito porque al menos nos sirve para bajar un poco la cena. Acabamos de ultimar tonterías, como cargar baterías y descargar las cámaras, y a dormir!
Mañana tenemos que devolver la camper antes de las 10, pero por si acaso, nos levantaremos prontito y nos iremos antes. Que nos conocemos y seguro que por algun sitio nos perdemos...
Esto se ha acabado!! Snifff, snifff...
Buenas noches!!

