domingo, noviembre 30, 2008

23/08/06: esto se acaba!

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Iniciamos el camino hacia Auckland, que está a unos 200 km de aquí. Salimos con el tiempo un poco justo, ya que nos entretenemos llamando a nuestras casas (después de algunos días, ya tocaba).

El viaje es ameno, carreteritas locales, autopistas, y todo muy variopinto (incluyendo atascos de tráfico). Lo primero que queremos ver a llegar a Auckland, es el SkyTower, el símbolo de la ciudad. Pero antes, tenemos que aparcar el bicho. En la maniobra, y después de un montón de días conduciendo, le doy un viaje un viaje retrovisor. ¡Qué espectáculo, esperar al último día para eso! En fin, hemos conseguido aparcar cerca, y nos vamos para allá.

Aceptan carnet estudiante y lo mejor, no lo miran! Maru se sirve de él para ahorrarse unos dólares en la entrada, pero a mí, ya nadie me toma por un estudiante. Subimos a los dos miradores que hay en el edificio, a diferentes alturas. En el ascensor, nos encontramos con un tío que tiene la misma pinta Alonso (el piloto de F1) que iba a saltar desde la torre. Nada menos que 134 m de espacio libre hasta el suelo. ¡Flipa!

Saliendo del SkyTower, seguimos el recorrido por la ciudad. Encontramos un pollo de cuidado por la calle principal, debido al funeral de la reina maorí. La Queen Street es como rambla Cataluña, llenito a rebosar de tiendas.

Como ya llevamos un buen rato caminando y después de ver algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, paramos para almorzar en un local. Mirando la guía nos damos cuenta que estamos "casualmente" en una de las calles más "in" de la ciudad, estilo del Born de Barcelona.

El local es una taberna inglesa donde hacen menú de mediodía, por el fantástico precio de 10$ NZ el plato (o sea, 5 €!). Lo que más sube es la bebida, pero todo y con eso, es de risa. Comemos bien y salimos algo tajillas.

Mientras comíamos, hemos mirado la guía y nos toca ir hacia el puerto y alrededores. De camino, y después de 15 días, encuentro los "save caps" que tanto buscaba (los había visto en Te Anau). Arrasamos con todos los que quedaban en la tienda. Maru idem.

Por cierto, estamos arrastrando desde Dunedín el calcetín de los "All Blacks", para cambiarlo finalmente aquí. La promoción era verdad, nos dan la pareja! A ver si aprenden en España a montar una promoción que genere tráfico entre diferentes tiendas.

Bordeamos todo el puerto, y además de admirar el paisaje, vamos mirando restaurante saber dónde cenamos hoy. Hacemos cantidad de fotos puesto que la bahía es preciosa, y llena de veleros. Con razón la llaman la capital del mundo del yatching! Además de todo el glamour que transmiten los barcos y locales del puerto, también vemos un hotelazo que resulta ser el Hilton Auckland, ¡impresionante!

Estamos abandonando el puerto, vemos como un espontáneo se lanza al agua desde el muelle al mar. Qué frío y qué espaldarazo se ha dado el pobre!

De vuelta al parking de la camper, cogemos una calle paralela a Queen Street en la que lamentablemente, no había nada que ver. Caen algunas compras más, pero estamos molidos y paramos a tomarnos un "hot chocolate" en una cafetería, y de paso a actualizar el diario del viaje. El local es muy chulo y cuidan mucho los detalles. Nos llegan a dibujar la hoja del helecho (símbolo del país) en la espuma de la leche. Toma ya habilidad!! Nos pasamos un buen rato escribiendo y pegando cosas en el diario.

Saliendo de allí, la intención es ir al Museo de la Guerra, y después, al camping a preparar las maletas. Cogemos la camper y revisamos el pedazo de rayote. JOR, qué mala leche! (lo único que lo disculpa es la dificultad de la maniobra y lo estrecha que era la salida).

Hemos pillado la hora de salida del trabajo y el tráfico está a tope. Llegamos al museo a las 17:30 y, ohhhh!... cerraban a las 17 horas. De todas formas, el edificio es muy bonito, y como pillamos la puesta de sol, aprovechamos para hacer algunas fotos. Para otra vez que tengamos que venir (cuándo?) tenermos que tener en cuenta que el sitio está lejos, y por tanto que preveer la visita con más tiempo.

La siguiente odisea será encontrar el camping, que está a las afueras de Auckland y relativamente cerca del aeropuerto. Al final no nos hemos quedado en Auckland City a cenar, porque nos combiene más para la logística de preparar las maletas y para mañana devolver la camper a tiempo. Ya se ha hecho de noche y la cosa está más difícil para orientarse y dar con él. Después 10.000 vueltas, lo encontramos. Está repleto de campers y de españoles (¡cómo se nota que todos nos vamos mañana!). Aprovechamos el registro para preguntar al dueño del camping dónde está el aeropuerto y también dónde cenar.

Parece que el aeropuerto está cerquita y está bien indicado (o al menos eso dicen los de aquí, claro! Mañana ya se verá).

Empezamos a recoger (probablemente lo más triste del viaje): lo primero la maleta de Maru y organizar todos los "souvenirs" (salen hasta de debajo de las piedras!). Menos mal que se compró un petate. El resto es cosa de distribuirlo entre la maleta gigante de Carlos y la otra maleta de Maru. Increíble, ha cabido todo!

Acabadas ambas maletas y el petate, y vista la hora, nos vamos a cenar al restaurante que nos han recomendado. A pesar de que justo al lado del camping hay un buffet, el dueño del camping nos ha recomendado que vayamos a otro. Al pasar, le damos la razón. La verdad es que no apetece mucho quedarse el buffet. Seguimos andando, y un ratito más allá, encontramos el que nos habían dicho: Lone Star.

Es de maderita, de corte americano, pero mola cantidad. Está ambientado y tiene una hoguerita, guai! Nos pedimos unos nachos de entrante y casi ya comemos. ¡Qué cantidades! Luego tocaban una ensalada y cordero (para variar!) pero no conseguimos acabarlo y eso que le hemos echado algunas cervecitas...
Nos retiramos rodando, y menos mal que tenemos que andar un ratito porque al menos nos sirve para bajar un poco la cena. Acabamos de ultimar tonterías, como cargar baterías y descargar las cámaras, y a dormir!

Mañana tenemos que devolver la camper antes de las 10, pero por si acaso, nos levantaremos prontito y nos iremos antes. Que nos conocemos y seguro que por algun sitio nos perdemos...
Esto se ha acabado!! Snifff, snifff...

Buenas noches!!

lunes, noviembre 24, 2008

22/08/06: Del viento de Cape Reigna a deslizarse en trineo sin nieve

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¡Qué bien hemos dormido! Menos mal que la excursión empieza a las 10 y podemos dormir hasta tarde. ¡Todo un lujazo!

El autocar nos viene a recoger directamente al camping. Nada más subir, el conductor nos cuenta un rollo en maorí que flipas. Así serio y como el que no quiere la cosa, empieza un monólogo que hace que nos descojonemos de buena mañana (que estaba en paro, que hacía un poco de todo y que hoy le había tocado esto, y que no tenía carnet...).

Es un tío muy divertido. Como en el resto de excursiones, el conductor nos va explicando cosas interesantes de la zona por donde pasamos, el significado de los nombres de maorí, en qué nos tenemos que fijar, etc...

Como curiosidad, decir que los "kauris" son una especie de árboles autóctona de Nueva Zelanda que soportan todo tipo de inclemencias, incluso el mayor Tsunami que ha habido en la isla Norte (Cape reina 1450), con una ola de 32 m de altura. Es la única especie que sobrevivió y los científicos todavía están estudiando cómo lo consiguió.

El conductor nos informa que la excursión transcurrirá por la "Ninety Miles Beach Drive", una carretera que tiene la particularidad de tener un trozo en la arena de la playa. Los conductores tienen una tabla en la que se marca la altura del agua por cada hora en los diferentes días del año, y así decidir cuándo pueden pasar con el autocar. Según esa altura, hacen la ida o la vuelta por la playa.

Mientras vamos circulando, el conductor muy amable nos dice que si queremos que pare en algún lugar para hacer fotos que se lo digamos. Sin ningún problema. Lógico, todos vamos con una cámara en la mano... :)

La primera parada del día será en el parque de los "buscadores de goma". Estos buscadores, localizaban trozos de "kauris" enterrados y muy antiguos. Cuando los "kauris" son dañados, segregan un líquido (resina) que al secarse en determinadas condiciones, forma al ámbar. Ésta substancia tiene muchas aplicaciones, algunas industriales y otras médicas.

El recorrido por el parque es frío, húmedo (nos han tenido que prestar paraguas, porque el tiempo que hace lo quiere), pero ameno. Tienen reproducciones muy fideles de cómo estaban estructurados los campamentos de los "buscadores de goma", qué utensilios utilizaban y cómo vivían.

Cómo toda excursión turística que se precie, acabamos el recorrido en la tienda de "souvenirs", y como siempre acabamos pecando: nos llevamos un par de colgantes de de ámbar (más regalos para la maleta!!!).

De allí vamos directamente al faro de Cape Reina, el punto más septentrional de la Isla Norte. Es un lugar verdaderamente precioso y estremecedor a la vez. Sopla un viento de narices, tan fuerte que incluso nos tenemos que aguantar uno al otro para poder tomar alguna foto. Las imágenes dek mar son también espectaculares, ya que aquí se cruzan las aguas del mar de Tasmar con el Océano Pacífico. Y el cruce no es precisamente suave, sino que las olas chocan con furia en medio del mar. Increible!
Dando pasos no muy seguros (el viento se nos lleva) llegamos hasta el faro, donde hacemos un montón de fotos (el sitio se lo vale). No sabes dónde dejar de fotografiar, puesto que el sitio es precioso y además encotramos otro de los famosos postes con flechas multi-dirección, como el que encontramos en el pueblo de Bluff, en el sur de la Isla Sur. Flipa, hemos ido de punta a punta!!!

Finalmente, saliendo de Cape Reina nos darán el almuerzo (bocata y té) que lo tomaremos en un escampado de hierba cerca de bahía con una playa preciosa. El sitio es de una paz absoluta y la gente decide descalzarse y tumbarse en la hierba... brutal! Las gaviotas nos acompañan con su visita y sus graznidos (si te despistas un poco te quedas sin bocadillo!!). Lástima que la lluvia nos recuerda que estamos en pleno invierno y que no puedes recrearte tanto... Ala! Corriendo para el autocar otra vez.

Nos conducen por entre bosques hasta un paraje que empieza a tener tintes de desierto, plagado de altas dunas. Es brutal el cambio de paisaje, pasa de un verde absoluto al desierto más árido.

Nos metemos entre las dunas para acercarnos a la playa, pero antes de llegar vamos a darnos el gustazo de un momento de diversión. El autocar para, abre las puertas del maletero y saca un montón de trineos de nieve. El que quiera puede subir a una de las dunas para dejarse deslizar hasta el pie. ¡Qué leches, vamos a probarlo!!!

Trineo en mano, remontamos primero uno y luego el otro la duna. Los primeros metros los subes muy decidido, pero poco a poco, el hecho de que los pies se hundan fácilmente en la arena hace que bajes el ritmo y te lo tomes con más calma. De todas formas, cuando llegas arriba estás resoplando cual búfalo trotón. Ahora sí, es cuestión de poner las posaderas sobre la tabla, tomar un poco de impulso y dejarse deslizar... YYYUUUUUUPPPPPIIIIII!!!!!

El resultado es que los dos nos hemos pegado una leche de narices antes de llegar a la falda de la duna y el revolcón ha sido tan ganso, que ambos llevamos arena hasta en la ropa interior. Unos cuantos metros haciendo la clásica croqueta. Es que esos trineos no son de calidad... que nos den uno de los buenos y verán estos mahorís!!!

El regreso por la carretera de la playa es muy chulo, pero como al cabo de unos quilómetros se hace monótono. Para distraernos un poco, el conductor se pone a cantar con buena voz típicas canciones mahorís. Cuando acaba, no se le ocurre otra cosa que incitar a que la gente vaya hasta su lado, coja el micrófono y cante algo o cuente algún chiste. Lo hace a suertes y el primero en tocarle es a mi (¡Joder, qué suerte! La primitiva no me tocará, pero cualquier otra tontería siempre me ronda...). Como no se ninguna canción (y menos en inglés), intento pasarle el muerto a Maru, que diplomática dice que NNNNOOOOORRRRRR! (Ella no tiene escusa, se ha pasado todo el viaje canturreando, como siempre!! :p

En fin, el resto parece que son más atrevidos y van saliendo: unos hablan, otros dos cantan (más o menos),...
En fin, al cabo de un rato, paramos para hacer un par de fotos en la playa. Después de eso, volvemos a subir y ya, dormitando después de todo el día, se nos pasa el trayecto hasta el camping.

Una vez allí, cogemos el coche y nos vamos a buscar el camping donde dormiremos hoy. Paramos a comprar algo para la cena de la noche (ensaladita y frutita) (De ahí, nos bajamos aguantaré y, donde pasaremos la noche. Compramos un par de cositas para la cena de hoy (en sobradita y frutita) y nos permitimos algun capricho: unas minitortitas y tumbar una botella de vino en la cena (Dios! Cómo ha costado quitarle la etiqueta a la botella. Lo que hay que hacer por un recuerdo!).

Hoy no hemos estado solos en la cocina. Había unos pescadores que se estaban preparando la cena, no sabemos si pescado con mantequilla, o mantequilla con aroma pescado. Qué peste!! Y qué cantidad de mantequilla. PUAJJJJ!!!!

Empezamos la cena en el comedor, pero como hace una rasca de narices, decidimos meternos en la camper. Al menos aquí sí que no entra en viento y se está calentito.

Después de cenar, una duchita con agua caliente para rematar el día y... a dormir!!
Mañana nos toca: Auckland!

Bona nit!!